Ambato hizo esta semana algo muy significativo, que vale la pena destacarlo. Recordó los 70 años del terremoto, una tragedia que marcó a la ciudad y sus alrededores.
No solo que hubo actos conmemorativos, sino que también se abrió un espacio de reflexión sobre el impacto de un desastre de esa magnitud en la sociedad, a través de charlas científicas por parte de los técnicos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.
Esta actividad es muy importante, porque de esa forma ese hecho – del 5 de agosto de 1949- se mantiene en la memoria de los habitantes. Pero es necesario ir más allá de la recordación y desarrollar algo más sistemático para estar bien capacitados, con el fin de responder a estos eventos naturales.
Japón recurre a la memoria para hacer verdaderas tareas de prevención y de aprendizaje, para afrontar con una mejor preparación al próximo terremoto o tsunami. En la ciudad de Sendai, a 340 kilómetros de Tokio, se construyó un museo que recoge cada instante, lugar y las víctimas del terremoto y tsunami del 11 de marzo del 2011.
Ese día, el tsunami -más que el terremoto de 9 grados que lo precedió- acabó con la vida de 20 000 personas y dejó 7 500 desaparecidos. Es considerado como el desastre más devastador que se ha tenido en el este de ese país.
El memorial de Sendai proporciona información valiosa a los habitantes y a los científicos, especialmente. A partir de esta memoria y, claro, de otros datos técnicos del sismo, los especialistas simulan escenarios de terremotos y tsunamis más poderosos que el del ‘Gran Terremoto del Este’, que pudieran ocurrir en unos 30 años en su capital Tokio.
Así que no es un simple museo y tras cada sismo se construye memoria para dejar información para las siguientes generaciones.
En Ambato (también otras zonas del país) tienen la oportunidad de emprender algo parecido, sobre todo para estar mejor dispuestos, para soportar terremotos devastadores.