El gran escenario de Osaka, Japón albergó citas bilaterales clave. Las tensiones sobre materia comercial entre EE.UU. y la República Popular China tuvieron su tiempo y su mesa.
Donald Trump no solo se reunión con Xi Jinping sino con Vladimir Putin. Los tres líderes de las grandes potencias recrean, de algún modo, aquellas tensiones de la Guerra Fría que aquejaron al planeta.
Las negociaciones comerciales entre ambas potencias se congelaron en mayo en un punto peligroso. Xinhua, la agencia oficial de noticias china, dijo que Washington decidió superar la amenaza de aranceles que habrían supuesto afectar a USD 500 000 millones en productos procedentes de China que entran cada año a los EE.UU.
Desde mayo, un punto crítico había supuesto el tema de tecnología de los teléfonos móviles. A nadie escapa que uno de los grandes jugadores del mercado mundial hoy en día es una marca china. Por ahora, la noticia es que se suaviza el veto impuesto por EE.UU. al gigante chino celular. Esto sucederá ‘al menos de momento’, dijo Trump.
Esos teléfonos usan millones de personas y emplean tecnología de firmas norteamericanas en plataformas cuyo uso hubiese sucumbido afectando a las comunicaciones mundiales en internet, redes sociales y enlaces vía telefónica y sus ayudas. Una parte del mundo se puso a temblar y el gigante chino empezó a buscar soluciones alternativas.
La sinergia entre la economía china y la norteamericana es tan grande que en la crisis inmobiliaria de EE.UU., China sostuvo esa economía por distintas vías, como el mercado de sus productos. Son dos mundos complementarios y hay quienes sostienen que un mercado no puede vivir sin el otro, y viceversa.
La agencia France Press cita a Trump así: ‘Tuvimos una muy buena reunión con el presidente chino Xi (…) Yo diría que excelente’. Las reuniones bilaterales, interrumpidas en mayo, se reanudarían en Washington, según informes desde Japón, el escenario del G20 y otras importantes cumbres mundiales.