Todo está listo para la toma de posesión del demócrata Joseph Biden como presidente de los Estados Unidos este 20 de enero.
Bueno, es un decir. No todo está listo. La ceremonia de asunción, toma de juramento y ceremonial protocolario del traspaso del poder será diferente por fuerza mayor.
Muchos se preguntan cómo lucirán las escalinatas y la explanada que sirve de emplazamiento del Capitolio, símbolo de la democracia de la gran potencia el 20 de enero.
Distanciamiento personal, mascarillas, vidrios aislantes, toda una novedad porque lo único cierto de todo es que Joe Biden llega al poder pero el coronavirus no declina el suyo. Y eso será por un buen tiempo más.
De momento el presidente electo reniega de las pocas facilidades que da el equipo del gobierno saliente para la transición, una rutina que se supone debiera ser ordenada y racional. Pero no lo es, y la pregunta cabe ¿cuánto influye la personalidad de Donald Trump en este proceso enredado?
Formalmente habrá que esperar al 6 de enero para que se cristalice la proclamación oficial de Biden como nuevo presidente. Hay quienes suponen que serán interpuestos nuevos reparos y alegatos de quienes creen que el triunfo de Trump en numerosos estados de la Unión puede bloquear el ascenso de Biden. Sería acaso único en la historia de ese país y de sus viejas tradiciones.
De momento Biden se vacunó contra el covid-19. Trump sigue sin usar mascarilla. Pero varios altos dirigentes como el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, dicen que lo peor no ha pasado sino que está por venir (CNN).
Mientras los convoyes de camiones surcan las amplias y extensas autopistas del granmapa, la guerra sorda entre los laboratorios y fabricantes de vacunas no pueden conjurar una realidad: las dosis no alcanzan para evitar contagios en un país que ya tiene 20 millones de personas infectadas. La sordera política no blindó a la gente del virus que parece que todavía se quedará en el mundo por mucho tiempo,. incluyendo Estados Unidos.