Análisis internacional

La columna se enfoca en alguno de los más importantes temas de la semana de impacto mundial y latinoamericano. Aspectos políticos y de coyuntura con fuentes de medios internacionales acreditadas. Otros artículos del autor: http://bit.ly/GnzloRuiz

Gonzalo Ruiz Álvarez

Gonzalo Ruiz Álvarez es Subdirector Adjunto de este Diario desde 2008. Ha sido articulista de opinión en EL COMERCIO desde 1991. Dirige el espacio de opinión matutino en Radio Quito y Platinum FM. Ha trabajado en radio y TV desde 1978.

Biden y el retiro de las tropas en Afganistán, 20 años después

George Walker Bush hizo un anunció que sacudió a la opinión pública mundial. Cuando todavía no salía de su asombro, de su perplejidad por el atentado terrorista a las Torres Gemelas en Nueva York y al Pentágono, en Washington, empezó a planificar un agresivo desembarco de soldados en Afganistán.

Joseph Biden acaba de hacer otro anuncio que causa sorpresa 20 años después: el retiro de las tropas estadounidenses. Para salir, dijo diario El País, no hay otra manera de hacerlo que saliendo. La misma fuente cita las críticas de The Washington Post al anuncio.

La presencia norteamericana habría costado al Tesoro de EE.UU. 1 000 millones de dólares en estos 20 años. Miles de soldados han entrado y salido de Afganistán y 2 400 de ellos murieron durante la ocupación.

Pero el objetivo militar apenas se cumplió. O se cumplió de modo parcial. Si bien es cierto que un ataque hace 10 años acabó con el terrorista Osama Bin Laden, acusado de perpetrador intelectual del brutal acto terrorista al corazón y símbolo de Estados Unidos, el poder e influencia del talibán sigue allí y la fragilidad del ejército afgano podría quedar expuesta al desentenderse Estados Unidos del asunto y desvincularse militarmente en una fecha que tiene como tope el mismo 11 de septiembre.

La ocupación no acabó con la fuerza terrorista si bien desactivó algunos de sus cuarteles, destruyó armas y pertrechos y neutralizó a algunos de sus líderes. Pero el problema no se acaba.

Es más, en otros países cercanos de Oriente Próximo este grupo y otros, como el temible Estado Islámico, siguen operando aunque con un potencial disminuido pero no conjurado.

El talibán dio protección a Bin Laden pero el riesgo inmenso es que cobre fuerza y esparza sus horrores por la zona y hasta someta al débil ejército afgano, una vez que la presencia militar de Estados Unidos haya retirado al último soldado. Y, además, el talibán podría expandir acciones terroristas en otros países sin control efectivo.

El problema de fondo es la vocación de Estados Unidos en afirmar su condición de potencia con presencia militar.

Tras el bombardeo japonés a Pearl Harbor, la incursión de lleno de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial determinó el destino de la misma y los aliados lograron la derrota del nazismo y el Eje.

Vino Indochina, tras el retiro de Francia; Vietnam, fue otra zona pantanosa que costó a Estados Unidos miles de millones, vidas y traumas. La crisis de los misiles en Cuba tensó la cuerda entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

La Guerra de Corea, las invasiones a Grenada y Panamá y tantas otras incursiones, allá donde le llamaban o a veces donde no le llamaba nadie, con tal de reafirmar su poder con ambición hegemónica cuando la Guerra Fría trazaba su propia disposición del mapamundi.

En los últimos años se han escuchado cantos de sirena para buscar una invasión a Venezuela que no ha llegado. Hoy el tablero es multidimensional. Unos escaques tiene China, Rusia gana posiciones. EE.UU. quiere jugar sus fichas.