Shirley Martínez divide el tiempo de trabajo e investigación para el desarrollo de su aplicación entre su hogar y la Espoch. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
La sordera postlocutiva conlleva una fuerte carga psicológica. Cuando un niño que ha aprendido a hablar pierde la capacidad de escuchar, no logra determinar qué tan fuerte está pronunciando las palabras; le es prácticamente imposible reproducir aquello que dicen los otros; entra en un mundo en el que, poco a poco, su voz se va apagando.
Psicólogos y terapeutas coinciden: este tipo de discapacidad afecta tanto a quien la padece como a sus familiares. Es una de las conclusiones a las que llegó Shirley Martínez (22), estudiante de Ingeniería en Sistemas de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch), tras la investigación que realizó junto con Alexander Baldeón y Gabriel Cumbe, ambos estudiantes de la misma universidad.
“Especialistas del Instituto de Sordos de Chimborazo indican que los niños empiezan a tener miedo de expresarse, porque no saben si están hablando muy alto o muy bajo. Progresivamente se olvidan de la forma de pronunciar las palabras; después de un tiempo, estos niños dejan de hablar y adoptan por completo el lenguaje de señas”, asegura Shirley. Ella y Alexander, como estudiantes de Sistemas, programaron una aplicación que ataca este problema.
Gabriel, como estudiante de diseño, hizo que esta aplicación fuera amigable tanto para niños como para adultos. Que se vuelva atractiva para que los niños encuentren un ambiente familiar en el computador y pierdan el miedo de hablar.
Fruto de la investigación de este equipo nació No dejes de hablar, una iniciativa que busca justamente eso: que las personas con sordera postlocutiva no abandonen el lenguaje. Esta plataforma está en su fase final de desarrollo y fue reconocida por la iniciativa Un reto para el cambio, que Microsoft lanza cada año.
Jóvenes de todo el mundo, entre los 13 y 25 años, presentan allí proyectos que puedan significar un cambio en la sociedad. Este año, el proyecto elaborado desde la Facultad de Ingeniería en sistemas de la Espoch fue uno de los ganadores.Desde niña, Shirley leía lo que sea que se le pusiera al frente; cuando terminaba de hacer sus tareas, tomaba el periódico y seguía leyendo.
Con un espíritu curioso, ella siempre planteaba preguntas a sus abuelos. Muchas veces ellos se quedaban sin respuesta. Así aprendió que si quería esas respuestas, debía encontrarlas por sí misma. “Me comencé a interesar en todo lo que tenía que ver con tecnología. Cuando entré al colegio dije ‘de una sigo Informática’, para ver si de alguna manera lograba resolver algunos de los problemas que veía de niña”, recuerda Shirley, mientras revisa algunos de los computadores del Centro de Interoperabilidad de la Espoch, un laboratorio de informática con ordenadores conectados a Internet de alta velocidad.
En este lugar y en su casa, Shirley ha realizado las investigaciones necesarias para crear la aplicación que fue premiada. Manuel Moreta, antiguo estudiante de Sistemas en la Espoch y buen amigo de Shirley, le sugirió que formara parte del Falcon Team, un equipo de la universidad dedicado a la investigación. Manuel fue ganador de la Imagine Cup de Microsoft, en 2012. Él vio el potencial de Shirley.
Ella considera que buena parte de lo que debe hacer durante la programación es buscar problemas, diferentes situaciones que no hayan sido atendidas y que pueden ser solucionadas mediante el uso adecuado de la tecnología.
“La discapacidad auditiva es una de los problemas que aún no se han atendido de forma adecuada; esa fue la premisa clave en el desarrollo de nuestra aplicación”, asegura.
El premio del reto de Microsoft, además de USD 2 500 en efectivo, consistió en un viaje de voluntariado a Nicaragua. Shirley fue la seleccionada de su grupo para viajar, y allí hizo los primeros contactos.
Antonio Prieto es el fundador del Café de las sonrisas, una de las iniciativas de la Fundación Tío Antonio. Esta es la primera cafetería de América dirigida íntegramente a personas con discapacidad auditiva.
Shirley conversó con Antonio, que está muy interesado en desplegar la aplicación No pares de hablar en su fundación.
¿Cuáles son los planes para el futuro? Por lo pronto, Shirley obtendrá su título en el 2017. Luego seguirá una maestría de especialización en Inteligencia Artificial en España, y después volverá a la Espoch a enseñar todo lo aprendido. “Si no hubiera seguido Ingeniería en Sistemas, probablemente hubiera ido Medicina… Pero la sangre y las heridas me dan cositas”, anota.