El Gobierno rompe sus propios paradigmas en materia de inversión extranjera al firmar contratos de prestación de servicios integrados con financiamiento, con consorcios conformados por empresas petroleras privadas del país, Argentina y EE.UU.
La firma se concretó en el mismo Palacio de Carondelet. Los contratos tendrán una duración de 15 años y las empresas invertirán USD 1 678 millones.
Los campos petroleros de Shushufindi y Libertador son considerados como “las joyas de la corona” de Petroecuador y del país por sus grandes reservas y tiempo de operación. 40 años en el caso de Shushufindi y 30 cuando nos referimos a Libertador.
La tecnología exigente que demanda la recuperación mejorada (una técnica especial) para los campos maduros supone un soporte de conocimiento y una inversión cuantiosa y de riesgo.
Las empresas privadas seleccionadas después de un minucioso análisis vienen operando en el país en distintas tareas. Para citar dos casos, Schlumberger, de capital estadounidense, es reconocida en el ámbito de servicios a nivel mundial. Sertecpet ha provocado innovación tecnológica y se trata de una empresa de capital ecuatoriano que mantiene negocios de servicios con 14 países.
La celebración de contratos de prestación de servicios con empresas privadas y extranjeras se distancia de una posición que el Gobierno se había encargado de sembrar con su discurso estatista y nacionalista y muestra una faceta pragmática que supera los recelos sobre inversión extranjera y privada que el propio discurso oficial ha instalado.
El capital privado requiere certezas, no solo seguridad jurídica sino un ambiente propicio para que este tipo de inversiones se multipliquen.