Una de las cámaras capta las calles Pedro Fermín Cevallos y Olmedo, en el centro. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Por las pantallas del Centro de Operaciones de la Empresa Pública Metropolitana de Aseo (Emaseo), cuatro operadores vigilan que las personas no saquen sus fundas con basura fuera de los horarios de recolección en Quito. Si alguien lo hace, por altoparlantes se advierte que se aplican sanciones.
La estrategia forma parte del plan piloto de cámaras de vigilancia que la entidad implementó desde diciembre del 2019, en tres puntos considerados sensibles por la acumulación de desechos, en el Centro.
Se ubican en la Rocafuerte y Cumandá, frente al expenal García Moreno; otro en las calles Bolívar y Manuel Rodríguez y, finalmente, en la Pedro Fermín Cevallos y Olmedo, atrás del coliseo Julio César Hidalgo, en San Blas.
Los equipos cuentan con un sistema de perifoneo a través del cual un funcionario, desde el Centro de Control de Operaciones, advierte a quien saca la basura a destiempo que está cometiendo una falta.
Le indica que está incurriendo en una contravención de primera clase, que merece una multa del 20% de la Remuneración Básica Unificada Mensual (RBU); es decir, USD 80.
Según datos de Emaseo, en una primera fase se produjeron 114 llamados de atención a quienes hicieron una mala disposición de residuos, y la acumulación de basura se redujo en esos puntos aproximadamente en un 85%.
Además, 79 ciudadanos retiraron sus fundas con desechos de esos puntos críticos, luego de escuchar la advertencia de los agentes por los parlantes.
Desde el 3 de febrero de este año, cuando empezaron las multas en los operativos, 103 personas han sido sancionadas por sacar los desperdicios en horas o sitios inadecuados.
Emaseo trabaja con un contingente de seis motorizados, quienes se encargan de entregar un formulario con la sanción a las personas que cometen la contravención.
La mayoría de casos se reportó por sacar los desperdicios fuera del horario; el resto, por ubicar basura afuera de locales comerciales y, en general, por una mala disposición.
Yolanda Gaete, gerenta de Emaseo, indicó que los dispositivos funcionan como un elemento preventivo y disuasivo. El objetivo es que la gente respete los horarios de recolección y haga conciencia en cuanto al manejo responsable de residuos sólidos.
En Quito hay 245 puntos críticos que se han convertido en botaderos habituales, lo que afecta al ornato y a la salud de la gente. En esos puntos se han intensificado los controles.
Además, se busca monitorear los espacios públicos en donde hay una alta afluencia de personas y se acumulan desechos. “Queremos apoyarnos con otras cámaras del Municipio. Por ejemplo, aprovechar los dispositivos ubicados en La Marín, en la Plaza Grande, en la Tribuna del Sur y en el norte”, manifestó Gaete.
Los vecinos también piden que se mejore la vigilancia. Marco Fiallos es propietario de un hostal ubicado detrás del coliseo Julio César Hidalgo. Asegura que la gente mantiene la mala costumbre de irrespetar los horarios, pese a que hay los dispositivos electrónicos.
“No entiendo a los moradores que no respetan, a pesar de que tenemos cámaras. Se acumulan hasta 10 sacos de desperdicios todos los días”, manifestó el morador.
A Édgar Naranjo, vicepresidente de la Federación de Barrios de Quito, le parece una medida positiva utilizar cámaras. Considera que el problema de la basura radica en la falta de cultura de la gente que saca los desperdicios a cualquier hora.
En su vecindario, Oriente Quiteño, hay cuatro lugares sensibles a la problemática y poco a poco se busca que los moradores se disciplinen.
Juan Carlos Rojas, dirigente del barrio San Blas, considera que se deben aprovechar mejor los dispositivos y aumentar el control. Cuenta que hay personas que hacen sus necesidades en la vía pública. “Pese a los operativos y a la ordenanza, la gente sigue botando basura”. También pidió mayor control en los 316 puntos húmedos que hay en la ciudad, ya que un alto porcentaje se ubica en el centro .