La propaganda desfavorable y trucos psicológicos afectaron en la imagen que la gente tenía sobre Adolfo Hitler. Foto: Pixabay
No sólo el armamento es fundamental en una guerra, pues también existen otras estrategias que pueden determinar el futuro de toda una nación, ese fue el caso de las usadas contra el líder nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, más que nunca, sabemos que la información es una crucial, pues los rumores maliciosos, el prejuicio y la urgencia por saber algo pueden ser armas letales, especialmente en tiempos de guerra en que la manipulación de las masas es aún más fácil y útil.
Uno de los gobiernos que entendió ese punto fue el de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, tal como lo revela el historiador David Welch en su libro ‘Persuading the People: British Propaganda in World War II‘, en el que enumera las estrategias más exitosas desplegadas durante el conflicto bélico.
El poder del eslogan
En 1940, Reino Unido nombró a John Reith ministro de Información, quien puso en práctica “dos axiomas fundamentales para la imparcialidad en la guerra: las noticias tenían que ser a la propaganda lo que las tropas de asalto al campo de batalla y debía contar la verdad, nada más que la verdad, y acercarse lo más posible la verdad”.
En cuanto a las técnicas de manipulación de la opinión pública, siguieron desarrollándose y poniéndose a prueba, gracias a un informe encargado por Chantam House que establecía 86 reglas para lograrlo.
“Los que redactaron las normas del documento estaban familiarizados con la visión de la propaganda que da Hitler en ‘Mein Kampf’ (‘Mi lucha’). No sólo eso, sino que parecen apoyar esos principios. Por ejemplo, el documento habla de apelar al instinto de las masas antes que a su razón y subraya la importancia de fabricar eslóganes y la importancia de repetirlos”.
Muerte al régimen:
La segunda estrategia psicológica de los aliados fue el ‘Anger Campaign‘ (‘Campaña de la Ira’), la que cambio radicalmente la primera propuesta del Ministerio de la Información que pasó de decir la verdad a un “enfoque más drástico para enfatizar la brutalidad del régimen nazi”.
Así fue que se pasó de un sutil discurso a demostrar cómo Hitler había destruido lo más bello de Alemania, dejando sólo “la cara oscura, de las promesas rotas y engaño interminable, la policía montada en el papel de Soldados Imperiales de Star Wars, la temida Gestapo y los sótanos sangrientos“.
Rumores:
Tras desatarse la guerra total, hacia falta sumar civiles al esfuerzo de guerra, por lo que fue necesario resucitar la propaganda en todo su esplendor. No había que convencer sólo a los soldados para alistarse, sino a toda la población para que luchara. Así fue comenzó la “guerra de la gente” en la que todos estaban en una trinchera mental.
Se empezó a alertar que los espías infestaban el ambiente normal de cada ciudadano. “No lleve diarios personales, podrían caer en manos del enemigo”, era la creencia más popular en la época. Se inventaron personajes ficticios como el Señor Secretitos o la Señora Bocazas, cuya función era generar desconfianza y la creencias de la existencia de un “enemigo desde dentro”.
Victoria:
Una de las campañas que caló más fuerte fue la famosa “V de Victoria”, la que fue lanzada por la propia BBC en julio de 1941. La idea “se inspiró en Victor de Laveleye, exministro de justicia de Bélgica que dirigía las emisiones francófonas de la BBC en ese país. Él fue quien impulsó a sus compatriotas a usar la inicial de la palabra francesa ‘victoire’ como un emblema de unión, ya que es también la primera letra del vocablo inglés ‘victory’ y de la palabra flamenca y holandesa libertad (‘vrijheid’), convirtiéndola en un símbolo multinacional de solidaridad”.
Con esto se generó que todos los oyentes en la Europa ocupada que mostraran su apoyo a los aliados, escribiendo la letra V en cualquier parte que fuera posible.