Su perfil es, paradójicamente, su mayor fortaleza en un país donde la clase política está completamente desprestigiada por escándalos de todo calibre. Foto: EFE
Pragmático, austero, sin vínculos con la élite empresarial o los partidos políticos tradicionales, el presidente Martín Vizcarra, considerado primero tecnócrata antes que político, un perfil inusual en la escena peruana, suma una nueva victoria en su batalla contra la corrupción.
Sin partido político ni bancada en un Congreso controlado por la oposición radical de derechas, la aprobación el miércoles de una moción de confianza en la cámara para impulsar sus reformas anticorrupción, tendrá en Vizcarra el efecto de un tónico vigorizante en momentos que su popularidad cayó a 42%, según los sondeos de Ipsos.
Su perfil es, paradójicamente, su mayor fortaleza en un país donde la clase política está completamente desprestigiada por escándalos de todo calibre.
En los 15 meses que lleva en el poder, el mandatario viene impulsando reformas para prevenir actos de corrupción en Perú, donde los cuatro anteriores presidentes están salpicados por los aportes y sobornos de la cuestionada constructora brasileña Odebrecht.
Firmes contra la corrupción
“ Seremos muy firmes en el combate contra la corrupción y contra todas aquellas acciones que estén reñidas por la ley, vengan de donde vengan y cueste lo que cueste. No va a temblarnos la mano para llevar adelante las medidas necesarias para sacar al Perú de la situación actual ” , dijo ante el Congreso tras asumir el mando en marzo del 2018.
Esas palabras iniciales serían una suerte de declaración de principios, convertidas en su sostén principal para elegir sus batallas políticas apelando a los “ indignados ” de la calle.
De 56 años, este ingeniero debe gobernar hasta julio de 2021 para completar el mandato de cinco años de Pedro Pablo Kuczynski, de quien era su vicepresidente.
Sencillo y meticuloso
“Es mucho más cuidadoso en la administración de su imagen ” y “ mucho más ubicado políticamente”, dijo el analista Fernando Tuesta, al compararlo con Kuczynski.
Vizcarra fue ministro de Transportes y Comunicaciones entre junio de 2016 y mayo de 2017, cuando renunció para evitar ser destituido por el Congreso, dominado por el partido Fuerza Popular (derecha populista) , que lidera Keiko Fujimori.
Quienes lo conocen resaltan su sencillez y aseguran que es un meticuloso gestor, cuidadoso con el gasto público y un convencido de que el desarrollo empieza por la educación.
Casado con Maribel Díaz, una maestra de escuela de la región minera de Moquegua (sur) , la pareja tiene cuatro hijos.
“Sensibilidad social”
En 2008 lideró en Moquegua una protesta durante diez días contra la minera Southern (del grupo México) , en demanda de una mejor distribución de los fondos sociales que genera la minería para esa región marcada por las desigualdades.
Aquello sacó del anonimato a este egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería, en Lima, que se ganaba la vida con su empresa constructora.
Tres años después incursionó por primera vez en la política, al ser elegido gobernador de Moquegua (2011-2014) . Uno de sus principales logros fue convertirla en una de las regiones con mayor inversión del PIB en educación.
En 2016 Kuczynski lo invitó a ser candidato a la primera vicepresidencia para atraer el voto de las regiones del sur peruano. Vizcarra aceptó tras desechar propuestas del APRA y de la fujimorista Fuerza Popular, señalan sus allegados.
Nació en Lima el 22 de marzo de 1963 luego de una emergencia médica de su madre. De hecho, sus padres lo nombraron en honor al santo peruano Martín de Porres, a quien lo encomendaron cuando casi muere por una complicación pulmonar al poco tiempo de nacer.
Pero se crió en Moquegua, la capital del departamento homónimo, donde aprendió de política viendo a su padre, un dirigente y alcalde de esa ciudad por el partido socialdemócrata APRA, del expresidente Alan García.
“Mi padre influyó bastante en mi sensibilidad social. Si la tengo la debo a mi padre”, aseguró Vizcarra en una entrevista.
Según evoca en un reportaje del semanario Somos publicado en 2016, Vizcarra tenía 18 años cuando un allegado le dijo, para estimularlo en los estudios, que lo normal era que los hijos superen a los padres y que en su caso sólo podría superar a su progenitor siendo presidente de Perú.
El espigado político, de 1,90 metros de estatura y de semblante delgado y casi siempre sonriente, también ha destacado en los deportes. A sus 38 años, fue campeón nacional de frontón en la categoría senior. Aún conserva su vieja paleta de madera con la que jugaba.