Esta sustancia se produce gracias a la fermentación acética, es decir, la mutación del alcohol en vinagre. En un principio la elaboración del vinagre estuvo atravesada por el azar y fue hacia 1865 que Louis Pasteur afirmó que la causa de la fermentación se debía a unos microorganismos que necesitan del oxígeno y de los azúcares presentes en algunas frutas. Más tarde, el microbiólogo Hansen definió a estos bacilos como acetobacterias, unas criaturas microscópicas que tragan alcohol y excretan ácido. Así, el vinagre se produce por la acción del oxígeno junto a las acetobacterias que transforman el alcohol contenido en el jugo, en ácido acético y agua.
Tipos de vinagre
Se puede elaborar vinagre de cualquier líquido que tenga azúcar suficiente
El vinagre de sidra brinda numerosos beneficios.El consumo del vinagre se conoce desde tiempos remotos, así como sus propiedades benéficas, que van desde su eficacia para conservar alimentos, como un antiséptico e incluso como un agente útil en la limpieza.
Marie-France Muller, en su libro ‘Vinagre de sidra: el quemador de grasas’ (Océano, 2002) afirma que ingerir una pequeña cantidad de esta bebida puede ser beneficioso incluso para quienes tienen exceso de acidez. Para aprovechar sus beneficios, recomienda tomar una cucharadita al día, con miel y, si es posible, con jugo de verduras, en el caso de personas que sufren de gota o úlcera gástrica.
También ha sido ampliamente conocido como conservante, de forma que los alimentos sumergidos en vinagre (encurtido) pueden aumentar notablemente su periodo de conservación. Pero, considere que para que el vinagre sea un conservante efectivo debe tener una acidez mínima del 5%.
Además de ser un aderezo ideal para las ensaladas, el vinagre tiene propiedades diuréticas, provocando un efecto depurativo en el organismo, ya que estimula la actividad intestinal y ayuda también a la digestión de grasas. Se conoce también que estimula la circulación y alivia el dolor de cabeza.