Managua, AFP
La venta de una televisora nicaragüense, crítica del presidente Daniel Ortega y que según la prensa fue adquirida por el oficialismo con fondos donados por Venezuela, reforzó las sospechas entre la oposición frente al intento del gobierno de controlar los medios.
A principios de año Telenica Canal 8, de amplia audiencia y crítico del presidente Daniel Ortega, fue vendido, según su presidente Carlos Briceño, absteniéndose revelar el nombre de los dueños.
Sin embargo, la prensa aseguró que el medio fue adquirido por personas vinculadas con el Frente Sandinista (FSLN, izquierda) al que pertenece Ortega, quien no ha desmentido la versión.
La compra de Canal 8 “es la manifestación más grande de avance en el control mediático de parte del Frente Sandinista”, afirmó el editor de la Revista Medios y Mensajes, el comunicador y escritor, Guillermo Cortés.
De ser cierta esa versión, los sandinistas tendrían el control de dos de los diez canales con mayor audiencia que operan en el país, la mayoría de los cuales ha optado por bajar el tono contra el gobierno y dedicar sus espacios a notas de sucesos o farándula.
El ex miembro de la dirección del FSLN, el ex comandante guerrillero Henry Ruiz, deslizó la posibilidad de que el mandatario intente adueñarse de otros medios “para tener un monopolio”.
El domingo el periodista opositor, Carlos Fernando Chamorro, reveló el domingo, con base en fuentes ligadas a las negociaciones, que Canal 8 fue comprado con fondos de “la cooperación venezolana”, una de las principales fuentes de ayuda del gobierno sandinista.
Afirmó que las empresas de comunicación del FSLN son manejadas por el “grupo Ortega” que también “es dueño de dos emisoras de cobertura nacional” y que “disponen de tanto dinero, que seguramente pueden compran otros canales y radioemisoras”.
Chamorro, hijo de la ex presidenta Violeta Barrios de Chamorro (1990-97) , dirigía dos programas de entrevistas y comentarios en Canal 8 que resolvió cerrar “ por razones éticas ” para buscar otras puertas.
La prensa estima que su salida puede haber marcado el fin de las denuncias e investigaciones sobre actos de corrupción pública. De hecho, los mensajes oficiales se repiten como eco en todos los canales en el horario de mayor audiencia.
Canal 2, una de las estaciones más poderosas y críticas al gobierno, fue una de las que “dio una voltereta completa en su agenda, absteniéndose de continuar con sus programas de opinión y bajando su perfil crítico”, observó Cortés.
Mientras que los otros Canales tratan de no “cuestionar” al régimen y reproducen informaciones del oficialista Canal 4, agregó el comunicador.
A eso se suma la ausencia de estadísticas actualizadas en casi todos los ministerios y el poco acceso a la información pública por parte del gobierno de Ortega, que sólo informa a través de tres páginas electrónicas.
“Cuando los espacios de libertad conquistados se achican, todos salimos perdiendo”, advirtió el experto en comunicación y crítico del gobierno, Guillermo Rothschuh, en un artículo publicado recientemente.