Alumnos de Veterinaria de la U. Central piden una sanción para un profesor. Los patrocina Daniel Regalado, abogado. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Más de 60 alumnos de la U. Central eran obligados a esperar hasta por tres horas a que llegara su docente a la hacienda de Uyumbicho, en Mejía, para las prácticas de veterinaria. Al decirle que en la noche se les complicaba volver a sus casas, recibían gritos y malos tratos.
El grupo de estudiantes pidió la reserva de sus nombres por temor a represalias de quien -afirman- los ha maltratado física y psicológicamente.
“Las prácticas antipedagógicas y malos tratos llegaron al Comité de Ética, pasaron por la comisión de disciplina y por el Honorable Consejo Universitario (HCU)”. Lo comenta su abogado, Daniel Regalado.
El HCU decidió no sancionar al docente, ya que autoridades de veterinaria lo apoyaron. Este Diario pidió a Comunicación y al Rector una versión, no hubo respuesta, hasta el cierre de la edición.
La Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) señala que universidades e institutos deben establecer mecanismos de denuncia y ulterior reparación en hechos probados.
En la Central existen instrumentos para tratar faltas y sanciones, explicó el abogado y docente Christian Paula. Uno es el estatuto, en el que constan las faltas leves, graves y muy graves y el proceso.
El caso de Veterinaria se trató como ‘faltas graves y muy graves’ aunque la sanción que se esperaba para el profesor (tres semestres fuera de las aulas) nunca se aplicó. Aguardan por un informe del HCU, adelantó Regalado, para llevar el caso al Consejo de Educación Superior (CES).
Quisieran -apuntan- la misma atención del Rectorado, que tuvo la historia de maltrato verbal de un docente de Medicina, que se volvió viral. El video de dos minutos y 29 segundos, en el que grita y dice “carajo” a una alumna de octavo semestre, llegó como prueba a la comisión de disciplina.
En otras universidades del país también hay más casos. La semana anterior, el dirigente estudiantil de la U. de Guayaquil, Eduardo Salvador, hizo públicas las denuncias de compañeros que, asegura, prefieren la reserva por miedo.
El egresado de Jurisprudencia publicó en redes sociales las imágenes de chats en los que el supuesto profesor de nivelación hace insinuaciones sexuales por WhatsApp a su clase. Él respondió que le habían robado el celular.
El caso no ha llegado al rectorado, afirmó su titular, Roberto Passailaigue. Recordó que las redes sociales se usan también para “los más bajos fines” e invitó a formalizar la denuncia, sin miedo a represalias.
La U. de Guayaquil, anotó Passailaigue, tramita todas las denuncias y ha sancionado con destitución a abogados que no han seguido los casos.
Pero los chicos sienten temor. Cuando un docente intenta seducir a sus estudiantes ejerce una relación de poder y abusa de la condición de respeto que hay hacia él, opina Cristina Burneo, integrante del movimiento feminista.
Desde la Coalición interuniversitaria contra el acoso sexual, junto a otras docentes y estudiantes, vieron que la ‘U’ reproduce las mismas desigualdades de otros ámbitos de la sociedad. “Pero es responsabilidad del centro de educación tener políticas y una cultura de prevención”.
En la U. San Francisco, el año pasado se destituyó a un profesor de relaciones internacionales por denuncias de acoso sexual. En el último año han llevado unos cinco procesos y destituido a un par de docentes, cuenta Valentina Lucio Paredes, quien sigue las denuncias de alumnos en contra de catedráticos. De comprobarse la culpabilidad, las sanciones van desde una llamada de atención verbal, disculpas al agraviado, pérdida de patrocinio para proyectos hasta la separación de la institución.
NO OLVIDE QUE:
Bienestar Universitario es una primera instancia para consultar cómo denunciar.
Asociaciones de estudiantes y gremios universitarios pueden brindar soporte e información.
Medidas de reparación como disculpas públicas se pueden solicitar; incluso la salida del profesor abusivo.
Abogados sugieren documentar las faltas de respeto y llevarlas a las autoridades.