La flamante calle Venezuela ya es usada por turistas extranjeros y transeúntes locales. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO
La plataforma única que se construye sobre la tradicional calle Venezuela, ubicada en el Centro Histórico de Quito, está casi lista. La vía quedó al nivel de la vereda, lo que facilita el desplazamiento de los peatones.
El tramo comprendido entre las calles Chile y Mejía luce completamente renovado. Una de las particularidades es que los adoquines colocados en el suelo, además de ser sumamente resistentes, son podo táctiles, es decir tienen texturas que facilitan el desplazamiento de personas con discapacidad visual.
Esta fase de intervención tuvo una inversión por parte del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) de 85 000 dólares y se trabajó en 289 metros lineales.
Mientras duraron las obras, los negocios de la zona se vieron afectados por una disminución en las ventas. Ana María Clavijo atiende en un local en el que oferta mercadería y cuenta que las ventas bajaron al menos en un 70%.
Espera que una vez que se inaugure la obra y que el Municipio empiece a realizar actividades culturales, las personas acudan y el negocio se recupere. Caso contrario, dice, no le queda dinero para pagar la renta.
Angelica Arias, directora del IMP, indicó que se espera que esta semana se hagan las últimas observaciones con el contratista para que la obra se entregue. La intervención se realizó en dos tramos. Uno entre las calles Bolívar y Espejo y otro entre la Chile y la Mejía.
Arias explicó que la Secretaría de Movilidad del Cabildo realiza evaluaciones respecto al tráfico vehicular para decidir los horarios y restricciones que se aplicarán. Entonces se sabrá en qué horas se permitirá el paso de automotores y en qué otras la calle Venezuela será solo peatonal.
En el primer tramo que se intervino en la Venezuela, frente al Palacio Municipal, se permitía el paso solo de peatones desde las 10:00 hasta las 16:00, y el resto del día la vía podía ser usada por vehículos.
La obra arrancó con una intervención a cargo de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps). La entidad arregló varias cajas de conexión domiciliaria a lo largo de ese tramo. Conforme las obras avanzaban, el IMP colocaba la capa final que es el adoquín con las características de la plataforma única.
Además, se corrigieron problemas en las veredas. “Al momento, estamos en un fuerte trabajo intentado que desde el Gobierno Nacional se retiren las vallas puestas en el sector, ya que dificultan la circulación peatonal”, expresó Arias.
El Instituto de Patrimonio realiza gestiones con el Gobierno Nacional para que se retiren las vallas que se colocan en la calle Venezuela y en la Plaza Grandes y que dificultan la circulación peatonal. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO
En el Centro Histórico estaban peatonalizadas las calles Espejo, Chile, el bulevar 24 de Mayo, un tramo de la Sucre. Hoy, lo están también ejes trasversales como la Venezuela, la García Moreno, desde la Mejía hasta el bulevar, y un tramo junto a la Plaza del Teatro.
Según Arias, será la siguiente administración quien deberá dar continuidad al proyecto de peatonalización. Sin embargo, hay algunas calles en las que no se podrá construir la plataforma única, pero se puede mejorar las veredas, es decir hacerlas más anchas.
Entre los principales beneficios de este tipo de plataformas está el priorizar la movilidad del peatón frente al vehículo. Hace que las personas caminen más seguras, y garantiza accesibilidad universal ya que no tiene cambios de nivel del piso. Por seguridad, tiene bolardos en la zona de la vereda para proteger al peatón del paso vehicular, cuando la plataforma es usada para paso de autos.
Para Arias, el mayor beneficio tiene que ver con la apropiación del espacio público. La gente sale a la calle, los niños juegan en esos espacios. Y se reduce hasta en un 35% la contaminación.
La comunidad ve con agrado este tipo de obras. Alfonso Flores, de 67 años, quien acude al menos tres veces por semana al Centro para desayunar y encontrarse con otros jubilados, cuenta que le resulta más fácil desplazarse por las calles peatonalizadas. “A esta edad, subir una vereda, en cuesta, es difícil. Qué bueno que piensen en las personas limitadas también”, comentó.