Ahora resulta que el presidente Uribe está siguiendo los pasos del ‘Chino’ Fujimori y del coronel Chávez. Quiere también una segunda reelección para gobernar a Colombia 12 años y talvez unos cuatrito más. Aferrarse al poder es un defecto latinoamericano que en el caso de algunos dictadores duró varias décadas. Cierto es que el “paisa” se ha ganado muchas voluntades en su país por la lucha contra la guerrilla y su entrega a la causa, pero en materia de renovación en el poder es mejor que no haya excepciones. La democracia real es opuesta a toda clase de abusos. Con su nueva postulación, Uribe, inclusive, justifica en parte al Coronel aunque realmente el sueño chavecista es clavarse al solio hasta siempre, bajo la convicción de que se trata de un ser providencial, predestinado y millonario, con el valioso apoyo del oro negro. En el caso del presidente peruano don Fuji, las cosas marcharon aceptablemente bien en los dos primeros períodos. El tercero fue su perdición. Volviendo al caso Uribe, lo más posible es que –si se mantiene como candidato- gane ampliamente la votación, pero luego de dar un codazo a la democracia.
En el Ecuador, el presidente Correa se mantiene en el primer período, luego de que la Asamblea de Montecristi borró los dos primeros años y de yapa el medio más. Nadie duda de que será candidato también allá por 2013, pero es mejor no aventurarse a profetizar lo que sucederá a esas alturas, todavía lejanas. Preferible es mirar el presente. Está en vigor su anuncio de radicalización y ha subido sus tonos. Tanto que hay voces que ahora piden que los baje, con la perspectiva de que eso sería mejor para todos. ¿Cómo así?
El tono muy alto causa inquietudes. Como en el caso de los famosos comités. Todo iba bien cuando eran familiares, barriales o ciudadanos. De pronto, una noche olímpica y revolucionaria, de cantos y abrazos, el Jefe anunció comités “de defensa de la revolución”, con el aplauso de los comandantes Chávez y Castro y luego fue a saludar con Fidel. Pasado el gusto ¿no sería bueno bajar el tono y volver a los comités criollos, con un nombre menos traqueado? Como será saludable bajar el tono y dejar a un lado la clausura definitiva de Teleamazonas, otro anuncio del Jefe, en un sábado bastante colérico. Otra radicalización, de tono alto, fue mencionar a la prensa como “el peor enemigo”. Con ello fue visible que el presidente Correa no encuentra aún rivales y enemigos políticos realmente peligrosos y tuvo que buscar uno, que en ese momento estaba a la vista, cuando llegó a un momento culminante de su discurso del 10 de Agosto y necesitaba de urgencia un enemigo. Mal la generalización y mal también las represalias. Nada gana y talvez algo pierde el gran Jefe con sus radicalizaciones y sus rabietas. Bajar los tonos ¿no sería a estas alturas un buen negocio para él… y para el país.