Detrás del Quicentro Shopping van desapareciendo las casas de una y dos plantas, que son captadas y reemplazadas por enormes edificaciones. Foto: Jenny Navarro/ ELCOMERCIO
No es un mito. El terreno urbanizable escasea en una de las zonas más apetecidas y costosas de Quito: los alrededores del parque La Carolina. Por eso, los constructores echan mano de las calles conexas, con nombres de periódicos como El Mercurio, El Zurriago, El Vengador, El Día, El Comercio…
El método es comprar de tres a cuatro viviendas de una o dos plantas, construidas hace 30 años, y en ese espacio levantar edificios de 30 departamentos.
Roger Chiriboga tiene 76 años y ha habitado 35 en El Zurriago. “Se podría decir que los ‘diarios’ que nos rodean, hoy tienen mayor cantidad de ‘hojas”, apunta bromista este ingeniero agrónomo en referencia a la cantidad de nuevos vecinos que llegan a El Batán Bajo.
Los alrededores de La Carolina constituyen un centro comercial, administrativo y financiero. La gente ansía vivir en el hipercentro, porque tiene a mano todo, hasta un parque.
En la cuadra en donde Chiriboga vive se destaca el proyecto Quori, palabra kichwa que significa oro y riqueza. El condominio incluye dos torres independientes de 10 pisos cada
una, que tendrán 35 y 40 apartamentos respectivamente. Com-
partirán áreas comunales como gimnasio y un gran ‘lobby’.
Viviana Herdoíza es la cabeza de Dinámica Construcción, a cargo de la obra que estará terminada en el 2017. La arquitecta confirma que es complejo encontrar terrenos en el sector.
Por eso Herdoíza vio la oportunidad de crecer hacia arriba en las calles ubicadas detrás del Quicentro Shopping. “Este sector está igual de cerca a La Carolina, a los centros comerciales y bancos”.
Ella admite que a la hora de comprar terrenos o casas antiguas en la zona deben enfrentar la especulación. Y convencer a dueños para quienes pesa el valor sentimental. Pagan entre USD 2 500 y 3 000 el m² por viviendas para derrocar.
Roger Chiriboga cuenta que en su calle hay cuatro edificios grandes levantándose. Eso contrasta con la tranquilidad con la que se criaron sus cinco hijos; el menor tiene 38 años. Vive con su esposa y a veces analiza la idea de vender, como vecinos que se fueron. Según la extensión recibieron hasta USD
600 000 por sus inmuebles. Varios pidieron a cambio uno o más departamentos.
“Antes eran las casas del licenciado Hernández, del ingeniero Alarcón, del economista Troya… Pronto serán edificios”, dice con nostalgia. Y asegura: “Aquí se hacen pingües negocios, en esos edificios quintuplican lo invertido”. El m² construido cuesta mínimo USD 1 800, según los constructores consultados.
Jorge Rosero resalta un hecho: a veces los constructores como él pueden ofrecer hasta USD 2 millones. Pero no hallan terrenos por La Carolina.
Además, anota Rosero, no hay otro polo de desarrollo en Quito; es decir, con tantos servicios. En su opinión, la zona del Bicentenario es aún un proyecto que se desarrollará en cinco o 10 años.
Algo parecido piensa Hernández, quien afirma que aún no ve una solución al problema del tráfico en el Bicentenario. Se podrá edificar hasta 25 pisos pero se tendría que hacer ocho subsuelos y los terrenos son pequeños, de 1 000 m².
Por eso el ingeniero Rosero sostiene que la mayor demanda aún está sobre La Carolina. Más en la av. De los Shyris, República de El Salvador y calles conexas a la 6 de Diciembre.
Pero se puede crecer detrás del Quicentro y en el lado occidental de la Amazonas. Él construye un edificio de 14 pisos y seis subsuelos en la Azuay.
Un lío es que en La Carolina faltan parqueaderos. El Quicentro Shopping adquirió tres casas y terrenos (viejas lavadoras de carros). Son 3 000 m² para un edificio de seis pisos, tres subsuelos, para 600 vehículos.
“El hipercentro está consolidado. El poco terreno que queda se vende a precios exorbitantes”, señala Jorge Merlo, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha.
En su opinión no se controla el precio real, ha faltado planificación y hay construcciones informales. Dice que en países como China hay normas para no edificar casas bajas en zonas de mayor demanda. Quizá algo parecido se debe analizar acá.
En contexto
La Secretaría de Territorio, Hábitat y Vivienda trabaja en un nuevo Plan de Uso y Ocupación del Suelo. El mismo deberá estar listo hasta noviembre. Esto, según se estableció cuando el Concejo Municipal aprobó el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial.