Las actividades son fotografiadas y filmadas para realizar videos de las celebraciones. Glenda Giacometti / El Comercio
El grupo de la caballería que participó en la fiesta de los Reyes y Caporales de c, en Ambato, estuvo liderado por Nicolás Manobanda. Además de los caballos, los jinetes utilizaron un nuevo instrumento para sus recorridos.
Manobanda con celular y tableta en mano fotografió casi todas las actividades de los caporales, negros, camamulas y de la dama runa. Todos formaron parte de la fiesta en honor al Niño Manuel Mesías, patrono de Chibuleo San Francisco.
A lo largo de los cuatro días del recorrido de los priostes, Manobanda iba subiendo las fotos a su muro de Facebook. Los comentarios de las fotografías son variados. Algunos llegan desde el extranjero y expresan la nostalgia de la gente al recordar la fiesta que se realiza desde hace más de 30 años.
En la comunidad indígena tungurahuense, la festividad religiosa se complementó con un nuevo ingrediente: la tecnología. María Quipantuña, por ejemplo, esperó por su novio, Juan, en la plaza de San Luis, otra comuna de la zona.
Por medio del celular ella sabía que su jinete estaba por llegar. La misión de la joven era entregarle una botella de licor y otra de agua para refrescarse. “Durante los recorridos, los hombres se cansan y necesitan beber algo. En todas las casas a las que van, les dan de comer pero se quedan con sed”.
Esta nueva forma de promocionar las celebraciones tradicionales cuentan con aliados perfectos a las redes sociales. El sociólogo Carlos Navarrete explica que los indígenas tienen una capacidad extraordinaria para reproducir su ambiente dentro de su propio desarrollo económico y tecnológico. “Esto es importante, porque les permite conservarse como entidades culturales distintas”.
En Chibuleo San Francisco, este año se eligieron cinco priostes. Cada uno seleccionó, a su vez, a sus empleados, al caporal, la dama runa y a los negros o amuniños. Desde el martes pasado comenzaron las visitas en las que todo el grupo llegaba a las casas de los empleados para bendecirlas.
En medio de los descansos de las visitas, los jinetes se quedaban custodiando a los caballos y era la oportunidad para tomarse algunos ‘selfies’.
Navarrete agrega que estas culturas no son estáticas, están en continuo movimiento; cambian de época en época; están indisolublemente ligadas a la vida social de una colectividad y solo por eso adquieren carácter nacional para esa población.
Segundo Chaluis, de la parroquia Santa Rosa y papá del niño que representó al Ángel de la Estrella, cuenta que una de las actualizaciones que han implementado en la fiesta de este año ha sido la grabación de todas las actividades relacionadas con la celebración. “Haremos un video para subirlo al YouTube y que puedan verlo en el mundo, no solo nuestros coterráneos sino la gente de otros países”.
Esta novedosa campaña publicitaria les dio resultados en la fiesta que finaliza hoy. A la plaza central, ayer, llegaron más de 3 000 personas. Allí estaba Margoth Vissers, turista holandesa. Ella mostró su alegría al ver la festividad.
“Es muy divertido poder participar en la fiesta”. Uno de los comuneros la sacó a bailar y pese a que no entendía la letra de la canción entonada por Ángel Guaraca, se movió con ritmo.
El día de las vísperas, el sábado pasado (24 de enero) , en la pequeña plaza de la comunidad, el resto de la población esperaba al pelotón. De acuerdo con la costumbre, los organizadores de la fiesta (priostes y empleados), se reunieron en la parte más alta del poblado, en Totoraloma. Cargaron las chamizas y siguiendo el sonido de los voladores y petardos, llegaron a la avenida principal que es la que une a Ambato con Guaranda.
“Hicimos la entrada a la plaza principal todos; luego tuvimos la misa de vísperas y el show artístico. Ayer (25 de enero), en cambio, la eucaristía se desarrolló ya con todas las imágenes del Niño Jesús que fueron bendecidas. Los más pequeños participaron disfrazados de ángeles. Antes de ingresar a la capilla, las mujeres bajaron con castillos de frutas”, cuenta Chaluis.
Para Navarrete, el sincretismo religioso es una característica de los pueblos indígenas. Por ejemplo, eso de subir a la loma, considerada como un lugar sagrado, no le resta importancia a que la fiesta principal es la del Santo Patrono.