Las irregularidades del terreno que atraviesa la falla pueden distinguirse desde la carretera Riobamba – Guayaquil. Foto: Glenda Giacomtti/ EL COMERCIO.
El paisaje cambia de forma en el sector de la parroquia Juan de Velasco, en Colta. La línea perfecta que forman las montañas se corta y el terreno se ve irregular. Esa zona está atravesada por la falla geológica de Pallatanga y es el punto donde se visibiliza con mayor claridad.
La falla geológica se inicia en el sur de Colombia y se termina cerca de los límites entre Chimborazo y Guayas. Tiene 956 kilómetros y atraviesa cinco provincias del Ecuador.
Los expertos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional la estudian desde el 2009. Ellos calculan que los bloques rocosos se mueven ocho milímetros cada año y que ese movimiento es el causante de las fracturas que se marcan repentinamente en algunas casas construidas en zonas como Pallatanga, Guamote y Colta, tres cantones de Chimborazo.
La falla es una fractura en la corteza terrestre que pudo originarse debido a la presión de las placas tectónicas. La ruptura del terreno forma dos bloques rocosos que constantemente se mueven y se friccionan entre sí, generando acumulación de energía. Un movimiento telúrico ocurre cuando esa energía se libera.
“Hicimos una revisión histórica de los sucesos sísmicos de esta zona. El terremoto que destruyó Riobamba en 1797, por ejemplo, se debió a un movimiento de los bloques rocosos de esta falla y no puede descartarse que un evento de esa misma magnitud ocurra nuevamente”, explica Biron Suqui, técnico del Sngre.
Esa entidad lideró la semana pasada una simulación centrada en un eventual movimiento telúrico causado por la falla de Pallatanga. Los titulares de las instituciones públicas que forman parte de las seis mesas de trabajo y los técnicos del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos estudiaron la posibilidad de un sismo de 7.8 grados, con epicentro en Riobamba.
“Es importante empezar a hablar de sismos porque vivimos en ciudades atravesadas por una falla geológica activa, que está en constante movimiento. Experiencias como la del terremoto de Ambato en 1949 o el terremoto de Riobamba podrían volver a repetirse”, explicó Diana Loroña, directora zonal del SNGR.
Esta fue la primera acción enfocada en la falla geológica de Pallatanga que se cumple en Chimborazo. La agenda de actividades de Gestión de Riesgos para difundir las posibles consecuencias del movimiento de los bloques rocosos se extiende hasta el 2020.
“El objetivo es trabajar con los gobiernos municipales. Ellos tienen competencias en gestión riesgos, así que preparamos simulacros y capacitaciones. En una siguiente fase involucraremos también a la ciudadanía”, afirma Loroña.
Los cantones que tendrán prioridad en la agenda son Riobamba, Pallatanga, Cumandá, Colta y Guamote, en Chimborazo, y Ambato y Baños, en Tungurahua. Según un modelo construido por técnicos del Instituto Geofísico, estos cantones serían los más afectados en un sismo debido a la cercanía a la falla, y también a que son zonas con población alta.
La carretera Riobamba Guayaquil, considerada una de las arterias viales más importantes del país porque conecta a la Sierra con la Costa, también está atravesada por la falla.
Eso es evidente en zonas como Azazán. Ahí el terreno es inestable, hay derrumbes y deslizamientos frecuentes debido a esa topografía irregular.
En el 2018 en esa zona hubo al menos ocho cierres viales y Gestión de Riesgos efectuó en esa época un estudio geológico que atribuyó la inestabilidad del terreno a la falla de Pallatanga.
Según Suqui, esta falla también tiene ramificaciones porque además hay otras fallas geológicas de menor tamaño que atraviesan la provincia y causan problemas similares en otros sectores, como Chunchi y Alausí.
Allí también hay deslizamientos frecuentes y cierres de la vía Panamericana Sur recurrentes. También hay casas con cuarteaduras por el movimiento de los bloques rocosos.
“La gente ya está acostumbrada a ver las fracturas en las paredes. Cuando aparecen solo las rellenan o las vuelven a enlucir porque no hay información suficiente”, señala Pablo Zula, dirigente comunitario de Pangor, en Colta.
En la carretera entre Riobamba y Macas también son evidentes los efectos de dos ramificaciones de esta falla geológica. La arteria vial que une a la Sierra Centro con Morona Santiago tiene tramos hundidos y nueve puntos críticos, además presenta deslizamientos frecuentes.
Allí la topografía inestable se combina con la humedad y las lluvias constantes.