Redacción Cultura
En la ciudadela Kennedy Vieja, el Centro Cultural Sarao es la casa del Festival de Artes Escénicas de Guayaquil, que este año llega a su 12 edición.
Sin embargo, esta podría ser la última vez que el edificio reciba a la cita, ya que por problemas presupuestarios se prevé su cierre. Pero Luis Mueckay, director de Sarao, y principal responsable del encuentro, no baja los brazos: “Es un festival de resistencia y de amor”.
Más aún cuando el público respalda la realización de la mayor cita teatral del Puerto Principal. El martes, en la inauguración, la sala lució llena frente a la propuesta escénica de Malayerba, ‘De un suave color blanco’.
Por ello, Mueckay no piensa interrumpir la fiesta de teatro de Guayaquil: esta se llevará a cabo aunque sea en otra casa. Ya Sarao vivió la amarga experiencia de clausurar el festival de danza en junio.
Una forma de enfrentar esta crisis financiera fue la unión con los festivales de Quito y Manta. Los grupos internacionales visitan Guayaquil y así aportan al objetivo mayor de la cita: desarrollar públicos para las artes escénicas. Por eso, también se incluyen actividades paralelas a las funciones. Jóvenes actores y estudiantes de teatro acuden a los talleres, para mantener viva la actividad cultural en la ciudad. También se realizan funciones en colegios fiscales.
En esta edición, el festival es más modesto, pero se cumple con la afán de presentarlo sin pausas.
Y Mueckay ya piensa en el próximo año. Junto a su colaborador, el bailarín Jorge Parra, mantienen la decisión de seguir a pesar de las dificultades.