Lenín Moreno. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Lenín Moreno fue la noticia de la semana, sin duda. Hubo otras noticias: las salvaguardias, las amenazas de Bonil, la pedida de revocatoria de mandato a una concejala, la cumbre de los pueblos. Pero el regreso del exvicepresidente Lenín Moreno y su recorrido por los medios fue el detonante para reacciones dispares que debió explicar, rectificar, insistir. Moreno fue el tema predominante de la semana. El fue el Vicepresidente del Ecuador desde los inicios de Revolución Ciudadana hasta el 2013, cuando ese lugar lo ocupó Jorge Glas. Y fue una de las figuras más queridas por la población, sobre todo por su trabajo para las personas con discapacidades.
Durante todo ese tiempo, impulsó campañas de humor; Moreno afirma que ha estudiado mucho el humor. Por ello el tema Bonil, caricaturista que ha pasado por dos procesos en la Superintendencia de Comunicación, fue uno de los inevitables para consultárselo. Pero también se refirió a democracia, a la reelección.
Lenín Moreno despertó la alerta con una entrevista en el canal Ecuavisa. Dijo cosas que muchos quisieron aplaudir por ser una crítica al Gobierno. Primero se refirió que hace falta un “ejercicio de humildad” en quienes ejercen el poder, que la sanción a Bonil fue excesiva y que debió sancionarse al asesor que le dio un texto tecnócrata a Agustín Delgado. Sobre la reelección dijo que es la muestra de la incapacidad (“es el caso de Alianza País”, reconoció) de los políticos para generar nuevos liderazgos y que no se puede pensar que hay intenciones desestabilizadoras en la cita de alcaldes y prefectos en Cuenca que buscan una unidad. Y que a la política ecuatoriana le falta dignidad, honor.
De inmediato vino la reacción de Alianza País, movimiento del que es vicepresidente y en el que, días antes, participó en el proceso de carnetización que la organización lleva adelante, según las fotos que circulaban. Para AP, en resumen, se trataban de declaraciones personales que no responden a la lucha que lleva adelante el presidente Rafael Correa, que seguirán luchando mientras esta sociedad sea racista “mientras caricaturistas se sientan en el derecho de mentir y atacar a un sencillo líder afroecuatoriano”, que el encuentro de Cuenca fue motivada por “alianzas inescrupulosas dominadas tan solo por la ambición”, y que a AP no les mueve la ambición sino el amor a la patria, y que el “pueblo ecuatoriano” tenga en sus manos el destino.
Ante el reto, Lenín Moreno volvió a aparecer ante los medios. Fue Radio Visión y en el programa Buenos Días, de Diego Oquendo, uno de los más denostados en los enlaces ciudadanos. Y debió dar explicaciones. Dijo, en el fondo, que sus palabras fueron malinterpretadas y lamentó incluso no haber redondeado sus ideas. De lejos, decía, lo mejor que le pudo haber pasado al país en estos últimos 100 años es Rafael Correa, incluso por encima de Eloy Alfaro. Reconoció que la caricatura de Bonil fue de mal gusto, que alienta la existencia de la oposición en el juego democrático, pero que debe saber disputar el liderazgo con Correa y que si no se moderniza pocas probabilidades de triunfo les queda.
Lenín Moreno fue, así, uno de los temas de la semana. En las redes sociales elucubraban sobre las posibles razones de su presencia en el país, al que vino de paso pues ahora es el enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas para la discapacidad y accesibilidad.