La empresa de blindaje de vehículos tiene ocho años funcionando en un local del norte de Guayaquil. Y debido al aumento de la demanda de servicios incorporaron desde inicios de año un nuevo taller.
Los requerimientos para blindar vehículos se han duplicado el último año, según Imrgard Eggeling, propietaria de la empresa Blingard, pese al alto costo del servicio. Es más, ya no solo se realiza a camionetas o vehículos todoterreno de alta gama, sino también a vehículos livianos.
Eggeling atribuye el aumento de la demanda a los altos índices de delincuencia común y de criminalidad en la ciudad. “Trabajamos mucho con multinacionales, corporaciones y pequeños empresarios que buscan cuidarse y cuidar a su familia”, dijo.
La Zona 8, que incluye a Guayaquil, Durán y Samborondón, registra 570 muertes violentas entre el 1 de enero hasta la madrugada de este 30 de mayo del 2022. Es casi un 150% más de los 233 asesinatos reportados en el mismo periodo, el año pasado.
Costos del blindaje
Las empresas del sector han tenido que diversificar su oferta en cuanto a niveles de protección parcial, dado el elevado costo de tecnología. En un blindaje completo todo el vehículo es desarmado y sus partes metálicas son cubiertas con capas de Kevlar, un tejido antibalas; mientras se usan otros materiales para cristales y llantas.
El costo de un blindaje completo y de máxima protección bordea los USD 20 000. Pero en el mercado se ofrecen opciones que incluyen blindar puertas y ventanas, por ejemplo, desde USD 13 000, dependiendo del tipo de vehículo y las necesidades del cliente.
Recomendaciones en semáforos
John Garaycoa, experto en seguridad de la empresa Mac Security, habló del incremento “alarmante” de robos a mano armada en los semáforos, lo que lleva a invertir en seguridad o blindaje. “Hay que trabajar también en autoprotección, anticiparse y trabajar en prevención”, dijo.
Se recomienda, por ejemplo, disminuir el riesgo y la exposición evitando dejar objetos de valor a la vista en el auto. Y dejar espacio de tres a cuatro metros entre los vehículos para tener espacio de reacción, en los semáforos. “Pero tenemos que estar dispuestos a ceder en esa negociación dura que es un asalto. Ninguna pertenencia se compara con el valor de nuestra vida”, agrega Garaycoa.