El juez Baltasar Garzón, quien preside la Veeduría Internacional de la reestructuración de la Justicia en Ecuador, se sienta hoy en el banquillo de los acusados del Tribunal Supremo de España.
Este lo juzgará por posible prevaricato, debido a las escuchas que Garzón ordenó en el marco del “Caso Gürtel”, una trama de corrupción que salpicó al Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy desde hace tres años.
A sus 56 años y tras haber perseguido a ETA, a narcos y al ex dictador chileno Augusto Pinochet, el magistrado se enfrenta al final de su carrera. Una semana después, Garzón deberá volver al mismo lugar para el inicio de otro juicio en su contra, por su investigación de crímenes del franquismo.
En el primer caso se acusa a Garzón de violar “garantías constitucionales” por ordenar interceptar conversaciones en prisión, escuchas que fueron anuladas posteriormente por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
En su investigación de los crímenes del franquismo, Garzón está acusado de haber ignorado la Ley de Amnistía de 1977, al declararse en el 2008 competente para investigar la desaparición de 100 000 personas. DPA