En el plantón se apostaron los familias y amigos de las ocho personas fallecidas y tres desaparecidas que dejó un operativo policial hace 15 años. Foto: Annabell Verdezoto / EL COMERCIO
Había carteles y fotografías antiguas. Eran los rostros de las ocho personas fallecidas y tres desaparecidas que dejó un operativo policial en el interior del local de una farmacia en el norte de Guayaquil.
Sus familias, vestidas de blanco, se congregaron en ese sitio al que llamaron “tumba”. El 19 de noviembre de 2003 la Policía ejecutó un operativo para frenar el supuesto robo en el local. Hubo cruce de balas, fallecidos y dos personas que los agentes se llevaron en auto rojo sin placas.
La foto de uno de ellos, con su rostro tapado por una camiseta, es la imagen emblema del caso. Era Jhonny Gómez. Dolores Guerra, su esposa, solo supo de él cuando la llamó. Le pidió supuestamente que lo rescatara de los calabozos de la Policía. “Dolores cuida a mi hijo que me van a matar”, es la frase que aún ella recuerda. Todavía sigue sin poder contener el dolor ni aguantar el llanto.
Ella, acompañada de su hijo de 20 años, clamó por justicia esta mañana, 15 años después de la desaparición de su pareja. En ese entonces, el niño tenía cinco años de edad. Para Guerra, todavía no hay una respuesta en el caso que la ayude a olvidar. Tampoco la reparación integral.
En el 2015 se sentenció a 12 personas. Seis recibieron una condena de 16 años por el delito de asesinato bajo la modalidad de ejecución extrajudicial. Los otros seis fueron declarados cómplices y recibieron solo dos años de prisión.
Durante estos 15 años, según Guerra no le han dicho qué pasó con su esposo ni con su cuerpo. “Yo sé que él fue asesinado después de llamarme. Quiero que me digan dónde está, que me entreguen sus osamentas para tener donde llorarlo”, expresó.
Al igual que ella, Pilar Valenzuela no supo más de su hijo César Mata. Él salió con Jhonny a la farmacia y ambos fueron llevados por la Policía.
“Tengo una foto de él en la casa. A veces despierto y siento que él esta aquí. Otras, que él esta llorando. Hoy cumplía años”, recordó Pilar, que vestía un delantal con la foto de su hijo.
Cerca de las 09:00 de este lunes, la hija de una de las víctimas mortales del operativo cantó una ranchera. Se la dedicó a su padre que aquel día estaba en la farmacia a la que había ido a comprarle pañales. Ella solo tenía tres meses de nacida.
Horas después, su esposa Dolores Vélez, tuvo que ir a recoger su cuerpo.
Lo mismo le pasó a Dolores Briones. Ella era esposa del mensajero del local. También falleció durante la incursión. Las dos junto a Guerra, lideraron la lucha por exigir respuestas, por eso el caso inicialmente se llamó ‘Las Dolores’.
Billy Navarrete, secretario del Comité permanente de Derechos Humanos (CDH), acompañó a las familias en el plantón. Señaló que las investigaciones del caso tienen “algunos elementos preocupantes” y además el operativo policial fue cuestionado.
“Aquí falta lo fundamental, saber qué pasó en esa farmacia para que mataran a sangre fría a ocho personas y qué pasó en el cuartel de la Policía para que desaparecieran a otras tres. Eso aún no tiene respuestas”, reclamó Navarrete.