No. No reporta 50 crímenes al mes, como Guayaquil. De hecho, en estos dos años en la ciudad no ha variado el índice de 11 personas asaltadas en la calle por día (en el Puerto Principal hay 16 cada 24 horas).
Mas, el año pasado, Quito ascendió al primer lugar de las tasas de inseguridad en, al menos, dos delitos: el robo a casas (7 por día frente a 5 en Guayaquil) y el asalto a locales comerciales (5 por día en Quito y 3 en Guayaquil).
Las cifras, del Sistema de Información para la Gobernabilidad Democrática (Sigob), son del Gobierno. Y la Policía Judicial da cuenta del despunte de otros dos ilícitos en Pichincha: la extorsión a personas (de 7 casos al mes en el 2009 a 22 en el 2010) y el secuestro (de 6 en el 2009 a 14 al mes en el 2010).
Es evidente que el recrudecimiento de la violencia no es exclusivo de la ciudad donde se combate a las invasiones. Y no se trata de sembrar pánico: Guayaquil tiene un mayor índice de criminalidad: 25,6 homicidios por cada 100 000 habitantes. Quito conserva la tasa de 10,6 homicidios al año por 100 000 habitantes. El índice en Ecuador es 18.
El repunte de delitos en Quito inquieta por su matiz: los ladrones ya no van a casas vacías, sino a viviendas con familias adentro, para amedrentarlas a punta de armas de fuego y robarles su dinero (37% de asaltos), sus joyas (30%, según el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana), su salud mental.
Quizá sea hora de regresar a mirar a esta no más ‘franciscana ciudad’ y de hacer algo que desborde a la visión punitiva y al fogoso discurso recurrente.