Los familiares de Vivian la despidieron con rosas y oraciones la tarde de ayer. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Las flores blancas cubrieron el ataúd de Vivian, de 15 años. Las llevaron sus compañeros de clases, quienes entonaron cánticos y oraciones para recordar a su amiga con la que compartieron risas y juegos en la época estudiantil.
Vivian perdió la vida en un festival acrobático que se organizó por las fiestas de provincialización de Santo Domingo de los Tsáchilas. Ella asistió junto con su familia al evento que organizó la Policía Nacional, en el Estadio Olímpico.
Según testigos, mientras elementos del GIR hacían una demostración de puntería y detención de sospechosos, una de las balas rebotó hacia el público e hirió a dos mujeres.
El padre de la menor, Fausto Luzuriaga, recuerda que por los parlantes se anunciaba que las balas con las que se hacía la demostración eran reales. “Mi niño pequeño me dijo: Papi, qué miedo. Cubrámonos porque son balas de verdad. Cuando volteé observé que mi niña mayor se caía al piso”.
Según un testigo, la bala primero rozó la cabeza de una señora, de 30 años, que también resultó herida. Luego impactó a Vivian en el tórax. Según Edison Gallardo, responsable del comando de la zona 4 de la Policía, se realizan investigaciones para determinar las fallas dentro de los protocolos de seguridad del evento, el tipo de munición que se usó, entre otros.
El viceministro del Interior, Diego Fuentes, señaló que en estos festivales no se emplean las mismas municiones de los operativos. Hay un protocolo -dijo- que determina que son municiones especializadas, que no cuentan con la suficiente fuerza para ser penetrantes, en el caso de un rebote.
José Beltrán, quien también estuvo en el sitio, cuenta que luego del impacto, el público empezó a gritar. “Al principio pensaron que eran aplausos. Cuando se dieron cuenta, por micrófono decían que ya venía la ayuda, pero no llegó”.
Luzuriaga recuerda que no había paramédicos ni ambulancias en el estadio. Por eso tomó a su pequeña y la cargó hacia una de las puertas, pero dice que estaban cerradas.
Cuando se abrieron, minutos después, Luzuriaga debió caminar unos 50 metros hasta el Parque de la Juventud para que un patrullero llevara a las dos heridas al hospital Gustavo Domínguez. Pero Vivian falleció. En el patrullero le decía: “mi princesa no te mueras, quédate conmigo”. Le tocaba su cara, pero de a poco veía cómo la perdía entre sus manos.
Según la Gobernación de Santo Domingo, tres policías fueron detenidos y en la tarde estaba prevista la audiencia.
Las armas que se usaron en el festival también están bajo custodia para investigaciones.
Luzuriaga pide a las autoridades que se determine a todos los responsables y no solo a los que dispararon. “Mi princesa tenía sueños y no es justo que por negligencia haya pasado esta terrible tragedia”.
Vivian quería ser laboratorista. Así la recuerda su hermana Karen Ramón. “Era alegre. No hacía problema por nada”.
Sus compañeros de clase, con quienes cursaba el primer año de bachillerato, coinciden con esa descripción. El viernes se fueron de excursión a las siete cascadas de Alluriquín. Silvia Polo relató que ese día Vivian compartió con ella su almuerzo. “Nos cansamos mucho, pero la pasamos muy bien. Hoy (lunes) debíamos encontrarnos nuevamente”.
La viceprefecta, Andrea Maldonado, también llegó al velatorio y aseguró que se entregaron las pruebas a la Fiscalía. “Se evalúa el plan de contingencia de las fiestas para evitar nuevos accidentes”.
Fuentes dijo que se investigarán los procesos aplicados para estos ejercicios y adelantó que ahora se intenta determinar la trayectoria de la bala y la autoría del disparo.