Sospechosos irrumpieron en un aula infantil de la Unidad Educativa Julio Estrada Icaza, en Guayaquil. Foto: cortesía
Computadoras, focos, escritorios, sillas y hasta inodoros. Todo ha sido sustraído de escuelas y colegios públicos. El Ministerio de Educación detalla que 211 planteles que funcionan en el país han sido asaltados en la emergencia por el covid-19.
Unos incluso fueron atacados más de una vez. Por eso, esta Secretaría de Estado reporta 261 atracos. La ciudad más afectada es Guayaquil.
Los padres de familia de la Unidad Educativa Julio Estrada Icaza, en el sector de Monte Sinaí, un populoso barrio guayaquileño, se agruparon para colocar nuevamente las rejas en las aulas de educación inicial.
La institución ya había sufrido robos menores desde que estalló la crisis sanitaria.
Pero la sustracción más fuerte ocurrió el 26 de abril. Desconocidos se llevaron juegos didácticos, pupitres y sillas.
Hasta las rejas de hierro que protegían las ventanas desaparecieron de las aulas. Algo similar ocurrió en los paralelos de primaria y secundaria.
Yoconda Pincay, quien tiene a dos de sus hijos estudiando ahí, dice que perdieron todo.
En un video, realizado un día después del ataque, se observa que los asaltantes escribieron en los pizarrones y dejaron mensajes ofensivos, que están dirigidos a los profesores.
La escuela para niños con discapacidad Carlos Mora ha sido objeto de varios robos durante la emergencia sanitaria. Foto: cortesía
La Policía acudió al sitio para constatar los daños. Pero los vecinos saben que los intentos de robos no han parado.
En otro sector de Guayaquil, en Socio Vivienda II, la Unidad Educativa Carlos Mora también fue afectada. Allí estudian niños con discapacidad y sus pertenencias han desaparecido. Las pocas cosas de valor que quedaban fueron trasladadas por los padres de familia hacia las instalaciones del Colegio Pedro Vicente Maldonado. En ese centro hay guardias que custodian los bienes.
Shirley Luna, tía de un alumno con discapacidad, lamenta lo ocurrido con el plantel que forma a 180 menores. Dice que actualmente, pese a que ya no existen pupitres o computadoras, las bandas han vuelto.
La semana pasada se llevaron parte del techo falso y los inodoros. Los vecinos ven cómo en las noches los jóvenes incluso ingresan por un hueco que se formó en la pared exterior. Aseguran que lo hacen para consumir la droga ‘hache’.
Educación calcula que cada robo implica una pérdida mínima de USD 2 000. Otro de los sectores que más ha sentido la inseguridad ha sido la Zona 5, que agrupa a los planteles no solo de Guayas, sino también de Santa Elena, Los Ríos, Galápagos y Bolívar.
La semana pasada se reportó el robo de todo un laboratorio de computación en una escuela fiscal de Guaranda.
El departamento administrativo de la Carlos Mora también fue saqueado por sospechosos que ingresaron en la noche. Foto: cortesía
En otro colegio, que estaba en reconstrucción, se sustrajeron las vigas metálicas.
El coordinador zonal, Gary Pulla, señala que existen protocolos emitidos por el Ministerio para abordar estos temas.
De hecho, los representantes de los alumnos se han organizado para hacer rondas e impedir que los robos continúen.
En un documento denominado Lineamientos de Seguridad para instituciones educativas, el Ministerio pide identificar los factores de riesgo y coordinar con los COE provincial y cantonal, para que en los patrullajes de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas se consideren las visitas a las instituciones educativas.
En esas instrucciones, que constan en 11 páginas y que datan del 14 de abril, también se dispuso el traslado de objetos de valor a centros de estudio que tengan guardianía privada.
En el documento además se definió la conformación de comités comunitarios de seguridad para activar sistemas de alerta en coordinación con la Policía Comunitaria. Estos mecanismos tendrán el apoyo de padres de familia o vecinos que se encuentran en los alrededores de los planteles.
En Quito se han aplicado estas disposiciones. El comandante del Distrito, Fausto Salinas, señala que existen patrullajes permanentes y que ante las alertas de robo a instituciones educativas se responde con prioridad. En la capital se registran nueve hechos.
El oficial señala que en la mayoría, los sospechosos apuntan a robar los bares en búsqueda de comida o equipos para la preparación de alimentos. No hay registro de que las bandas se hayan sustraído aparatos tecnológicos o mobiliario.
Por ejemplo, el pasado 4 de mayo, la persona encargada del aseo reportó que desconocidos entraron al bar de la Unidad Educativa Nicolás Jiménez de Calderón y se llevaron una licuadora y USD 200 que habían quedado en el sitio.
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