En agosto se decomisó droga enterrada en Pedernales. Foto: Cortesía
Los terrenos están ubicados en zonas rurales de Manabí y tienen dueños. Entre julio y octubre pasados, agentes antinarcóticos han detectado droga escondida en cinco cantones. Los narcos hacen grandes orificios, entierran el cargamento ilegal, cubren con maleza y hierba seca y se van. Solo quedan los custodios.
El último caso se registró el 19 de octubre en Pedernales y en Canoa, dos zonas playeras ubicadas, aproximadamente a dos horas de Manta.
Ese día, agentes de la Unidad de Investigaciones Antinarcóticos (UIAN) decomisaron 2,7 toneladas de cocaína, escondidas en ambos sitios.
La red delictiva que aparentemente estaba detrás de este hecho anteriormente ya había enterrado droga. A ese grupo se le adjudica los 200 ladrillos de cocaína incautados el 7 de septiembre, en El Junco, camino a Bahía de Caráquez.
Los dueños de las tierras dicen no saber nada. Las investigaciones judiciales advierten que por el “alquiler” de los terrenos pagan hasta USD 200 000 por una o dos semanas que pasa escondido el alcaloide.
Personal que indaga estos casos dice que ese valor puede aumentar si se necesita levantar alguna infraestructura o aplanar el terreno montañoso.
La droga es almacenada previo a su envío a Estados Unidos mediante lanchas rápidas o ‘go fast’, usando como ruta el corredor del océano Pacífico por México y otros países de Centroamérica. En la última incursión policial ocho personas fueron detenidas.
En el operativo del 19 de octubre, la cocaína tenía cuatro logotipos diferentes. Estaba enterrada en dos propiedades privadas. En las fotos de los investigadores se ve a policías que retiran la tierra, para encontrar los paquetes.
En octubre se encontró el narcótico tras operativos realizados en Pedernales y Canoa. Foto: Cortesía
Los gendarmes aseguran que en este año, los narcos han alquilado solares ubicados en los cantones Canoa, Pedernales, Cojimíes, Jama y Sucre. Los propietarios de los terrenos acceden, porque de por medio también hay presión y personas que atemorizan a las familias. Así logran crear una red de colaboradores.
Por eso, cuando personas extrañas se movilizan por las carreteras empolvadas y sin señalética, personas pagadas les informan de inmediato.
En un expediente que conoció este Diario se detalla el operativo desplegado en El Junco, el 7 de septiembre. Allí se detectó que el centro de acopio tenía capacidad para almacenar una tonelada de cocaína. Estaba en una finca privada.
El pasado 22 de agosto se reportó otro caso. La UIAN descubrió 450 bloques cubiertos con cinta de embalaje café.
La carga se encontraba al interior de una camaronera ubicada en Pedernales. Tenía el logotipo de un trébol de cuatro hojas verde.
El narcótico vino desde Colombia. En el sitio, los uniformados decomisaron los vehículos en los que se presume se transportó y custodió la cocaína, antes de ser sepultada.
El año pasado también se detectaron casos similares. El pasado 30 de diciembre, en el cantón Olmedo se halló una caleta con 800 kilos de cocaína. La droga también estaba enterrada en una finca.
A mediados de ese año se detectaron dos casos en San Vicente. La primera vez que incursionó la Policía halló 700 bloques cerca de la playa, en un lugar de difícil acceso denominado Cabo Pasado.
Un mes después, los agentes encontraron 1,7 toneladas más.
Las organizaciones narcodelictivas aprovechan los caminos de segundo orden, la vegetación seca y el suelo frágil y arenoso, para enterrar sacos de yute con ladrillos de droga.
Carlos Alulema, jefe nacional de Antinarcóticos, dijo que desde enero hasta el 20 de octubre, en el país se ha incautado de 78 toneladas de droga.
Los agentes dicen que seguirán con las investigaciones e incursiones en los terrenos.