César Solís.
Víctima de la inseguridad
Estaba viajando como todos los días desde El Tambo (Cañar) hasta Guayaquil para traer combustible en el tanquero que manejo.
A las 05:00 pasé por El Triunfo y me fui por la carretera donde circulan los vehículos pesados. Al llegar a unos rompevelocidades, dos jóvenes de unos 18 años se treparon hasta la puerta y me encañonaron con una pistola.
Me bajaron del tanquero, me amarraron las manos y me subieron al vehículo. Uno de los delincuentes manejó el tanquero hasta una zona alejada de El Triunfo y en el trayecto me iba amenazando y pidiéndome el dinero.
Solo tenía USD 65 y eso les molestó. Pararon el camión y uno de los ladrones me rompió la cabeza de un golpe. Después se llevaron el radio, cobijas, mis zapatos, mi ropa y accesorios del vehículo.
No pasó a mayores porque en ese trayecto pensé que me iba a morir y no opuse resistencia. Cuando se fueron, me acerqué a un retén policial y, después de golpear media hora, salió un agente, quien me dijo que no podía hacer nada, que regresara al otro día.
Los transportistas estamos desprotegidos en las vías. A mis compañeros también les asaltan con frecuencia y nadie hace nada.
A pesar de que tomamos todas las precauciones, en el camino existen delincuentes que se aprovechan y uno como padre de familia tiene que salvaguardar su vida y no poner resistencia.
La gente del sector donde me asaltaron observó lo que me pasó, pero nadie llamó a la Policía, tampoco me ayudaron de alguna forma. Si ni las autoridades pueden ayudar, peor la gente se va a arriesgar por otras personas.
En ese sector deambulan constantemente un grupo de delincuentes a vista y paciencia de las autoridades, espero que se tomen medidas al respecto.