Los exámenes de ADN marcaron su condena, pero también la razón de su salvación. Con el primero, hecho en el 2007, un juez determinó que era culpable de violación. Las otras dos pruebas, en el 2011, demostraron que no era culpable. Luis C. estuvo cuatro de los 12 años de condena a cárcel tras el error de un perito genetista.
Expertos y autoridades coinciden en que ahora el riesgo de ese tipo de errores se reducen con el uso de la tecnología.
El objetivo de la investigación policial es aportar con elementos objetivos para que un juez decida una sentencia. Esos principios no han cambiado, explicó Gustavo Jalhk, presidente del Consejo de la Judicatura. Lo dijo el miércoles pasado durante la inauguración del Centro de Criminalística y de Ciencias Forenses de la Policía, en Quito.
Es el primer centro de la Policía que reúne 21 secciones de investigación de delitos. La Fiscalía tiene otros tres centros forenses en Ambato, Manta y Santo Domingo y se especializan en medicina legal. Allí hay áreas para autopsias y laboratorios para peritajes de química, biología e histopatología.
La diferencia entre el Laboratorio de ADN de la Policía y el de la Fiscalía es el del tiempo para los resultados. En el primero es posible identificar en 30 minutos a personas mediante técnicas de comparación genética de ADN.
En el de la Fiscalía toma mínimo en un mes. En este se analiza un promedio de 3 400 muestras cada año. El 80% es de pruebas de paternidad que solicitan los juzgados del país.
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“No hay crimen perfecto”, es una máxima que se repite el único antropólogo forense del país, Michael Santorum. Él se encarga de dar identidad a los cadáveres que llegan putrefactos, cercenados, quemados o solo en osamentas.
La regla de oro para Marcelo Cuesta, exdirector del primer Laboratorio de Criminalística “No tocar, no cambiar y no alterar nada, ni permitir que otro lo haga hasta tanto la escena haya sido documentada, medida y fotografiada”. Sentencia que “dependía, en gran medida, el éxito o fracaso de la actividad probatoria”. Tras 16 años en Criminalística, ahora, a sus 68 años, recuerda que entonces los peritos no usaban mandiles ni protectores en las suelas de los zapatos que se colocan para no contaminar un área. Hoy, como profesor de Criminalística en el Instituto Superior de la Policía, enseña técnicas modernas de investigación. Asegura que los agentes se preparan con simuladores de un crimen o con casos prácticos.
Las experticias no siempre se inician en las primeras 24 horas después del delito. Esta deficiencia lo reconoció el ministro del Interior, José Serrano, en la inauguración del centro.Las pistas, por ejemplo, en la escena del crimen de Valeria Chávez Alcívar, de 25 años, se perdieron. El día que encontraron su cuerpo (10 de abril del 2013) cayó un aguacero. Como el cadáver fue abandonado en una acequia y la lluvia fue tan intensa, este empezó a flotar. Así las pistas se diluyeron antes que llegaran los agentes.
Santorum está convencido de que el mayor avance es la posibilidad de reducir los errores. Si a los restos humanos que se investiga, por ejemplo, le da el sexo femenino y en realidad fue un hombre, automáticamente elimina a los familiares de la víctima que lo buscan. Aparte del daño que puede causarse como a Luis C. Luego de salir de prisión, él ha deambulado por empleos mal pagados.
La apertura del Centro de Criminalística representa para su director, Fausto Olivo, la era de la tecnificación. Dice que ahora se contará con el equipo necesario para esclarecer delitos desde robos de propiedad intelectual, crímenes, etc. Los más modernos son el microscopio de balística y los laboratorios de ADN y Química.
Los de Balística, la base de datos del sistema de identificación dactilar e Inspección Ocular Técnica ya existen en 23 provincias, excepto Galápagos. Lo manejan alrededor de 700 agentes de Criminalística, según Milton Zárate, director nacional de la Policía Judicial.
Al Centro de Quito llegarán las muestras de las investigaciones en las provincias.
El perito Pablo Bolaños resalta como una fortaleza el que los 150 agentes que trabajan en el nuevo centro tengan estudios superiores. El manejo de las evidencias que se hace con la ayuda de microchips para evitar posible manipulación en la cadena de custodia.
En el Departamento de Antropología Forense, en donde trabaja Santorum se hacen reconstrucciones faciales de cadáveres descompuestos. Uno de estos es el de un hombre de entre 27 y 35 años, de 1,70 metros… Desde hace dos años nadie lo reconoce.
Según Javier Chango, jefe de Balística, el microscopio con el que disponen analiza nanopartículas o residuos de disparos, balas y vainas. Además, procesa sustancias orgánicas. Lo hace en menos de 24 horas.
Para Viviana Suárez, jefa del Departamento de Identificación Dactilar, el nuevo Sistema Automatizado de Identificación Dactilar ahora permite ingresar los datos de personas desaparecidas. Hasta el año pasado, en el sistema constaban 220 000 huellas dactilares de detenidos y policías.
A esto se considera como gran avance. Pues, la aplicación de la ciencia en la investigaciones de un delito o crimen en Ecuador comenzó en 1961, con la posibilidad de comparar las huellas dactilares con una lupa y tinta china. Y recién en 1982 se creó el primer laboratorio de Criminalística en el país.
El contexto.
Los principios de investigar un delito y dar con los culpables no han cambiado en 32 años que se creó el primer laboratorio de Criminalística. Pero en ese lapso de tiempo se pasó de revisar la mano del sospechoso con lupa a sistemas de cómputo que analizan las huellas dactilares.