Las dos manos estaban ocupadas. En una llevaba a mi hija de 12 años y en la otra, una funda llena de compras. Nos preparábamos para cruzar la calle 29 de Mayo, en el centro de Santo Domingo de los Tsáchilas. De pronto, me di cuenta que alguien se acercaba por detrás. Cuando volteé vi a un hombre delgado y alto, que vestía con camiseta y jean y tenía las manos sobre mi cartera. Quise pegarle con la funda de compras pero sentí un fuerte jalón.
La cartera estaba cruzada en mi cuello. Este hombre tiró con fuerza hasta romperla y sentí un intenso dolor en el cuello, que después del hecho duró tres días. El asaltante corrió por entre la gente y escapó por la calle Tulcán.
Pedí ayuda a los transeúntes, grité, les dije que me acompañaran para detener al delincuente, pero nadie hizo nada. Todos se limitaron a ver lo que ocurría. Entonces traté de alcanzarlo, pero mi hija me detuvo desesperadamente. Me dijo que deje que se fuera porque podría estar armado o tener cómplices.
Busqué un policía cerca pero no lo hallé. Tuve que caminar unas tres cuadras para dar con dos motorizados. Les conté lo ocurrido y ellos salieron supuestamente a buscar al delincuente. Me dijeron que les esperara, pero pasaron 30 minutos y no volvieron.
El hombre se llevó todo. El sueldo que había cobrado y que iba a usarlo en el feriado. Mis documentos de identidad y dos celulares. Tuve que ir donde un amigo para pedirle que me prestara USD 0,50 para los pasajes.
Ya en casa no pude aguantar la frustración. Lloré toda la noche. Me negaba a creerlo. El asalto fue el pasado miércoles, en las vísperas del feriado de Difuntos.
Uno trabaja tanto para lograr algo en la vida y no es justo que de pronto alguien se lo arrebate. Me siento indignada. Al siguiente día fui a la Comisaría para presentar la denuncia, pero me dijeron que el secretario no se encontraba y que regresara el viernes. Así lo hice y cuando llegué a las oficinas me encontré con una fila llena de personas que habían sido víctimas de la delincuencia.
Un joven con el que hablé en ese lugar me dijo que por la mañana, fuera de su casa, rompieron el vidrio de su camioneta y se sacaron la radio y las pertenencias que tenía dentro del auto. Todavía no podía creer lo ocurrido, pues había entrado a su casa solo para retirar un encargo.
En ese momento llegó mi turno de presentar la denuncia. La persona que me atendió me dijo que será imposible recuperar las cosas, pero que era importante dejar constancia del robo porque con mi cédula pueden falsificar documentos con mi firma.