Un sonar en medio del tablero de controles indica que la embarcación está en marcha. La nave guardacostas de la Armada ecuatoriana, de 26 metros de largo, tarda menos de 20 minutos en imprimir su velocidad máxima: 25 nudos. Se trata de la nueva lancha para el Comando de Guardacostas que costó USD 8 millones y es la más grande que construyó el Astilleros Navales del Ecuador.
Serán tres naves, pero las dos restantes se entregarán el próximo año. El valor de toda la adquisición es de USD 30 millones.
La firma estatal ya entregó este año otras cuatro naves pequeñas: lanchas de 13 metros de largo por 3,8 de ancho y están destinadas al patrullaje costero.
Está construida con aluminio naval de alta resistencia, material utilizado en embarcaciones de uso militar y la construcción de la nueva nave demandó ocho meses, según la Dirección Nacional de los Espacios Acuáticos (Dirnea). Aunque fue armada en Ecuador, el diseño de la lancha le pertenece a una empresa holandesa. La firma europea envió a sus técnicos para asesorar a sus pares ecuatorianos. El personal que operará la embarcación se especializó en abordaje, reconocimiento de embarcaciones en alta mar y en interacción con los centros de monitoreo costeros.
Astinave prevé construir tres embarcaciones más, para patrullajes a mayores distancias.
La lancha que ahora prueba la Marina se diseñó con una autonomía de tres días. Su capacidad de combustible y su propio sistema de tratamiento de agua residual permiten a la tripulación pasar casi una semana sin tener que regresar a puerto.
El teniente de Navío Juan León, director de Seguridad Marítima de la Dirnea dice que la Armada tiene “grandes expectativas” con la embarcación, pues se la destinará a patrullajes a distancias de hasta 1 500 millas marinas.
Hasta allí no llegan las pequeñas lanchas rápidas. “Esta ayudará a suplir necesidades de patrullaje en áreas alejadas, con operativos permanente”, dijo León.
La participación de la Armada en operativos conjuntos con la Policía se hizo más frecuente este año, con una serie de decomisos en puertos y dentro de embarcaciones de transporte de carga internacional. El más reciente fue el descubrimiento, en septiembre pasado, de un cargamento de 142 kilos de cocaína, oculto dentro de un navío atracado en el Puerto Marítimo, cuyo destino aparentemente era Europa.
El teniente de Navío Patricio Estupiñán, vocero de la Dirnea, evita referirse al número actual de lanchas de patrullaje que posee el Comando Guardacostas.
Solo asegura que la nueva embarcación, construida en el país, ampliará el rango de acción de la Armada contra delitos como el tráfico de combustibles, y piratería en alta mar. En esta última, los delitos más comunes son el robo de motores y de pesca.
Otra tarea que cumplirán las nuevas naves será el control del cumplimiento de las ocho millas náuticas destinadas exclusivamente para la pesca artesanal. “Controlaremos que los buques industriales no realicen faenas en esas áreas”, dice Estupiñán.
El Gobierno señala que el reforzamiento militar es permanente y esto ocurre precisamente cuando las Fuerzas Armadas tienen nuevas tareas como el combate al narcotráfico y al crimen organizado. La adquisición de los equipos aumentó después del ataque militar de Colombia a Angostura, el 1 de marzo de 2008.