Grupos familiares, trabajadores de empacadoras de pescado, asociaciones estudiantiles, pescadores artesanales y ciudadanos de a pie salieron a las calles de Manta a pedir paz y decirle no a la violencia en el puerto manabita.
Todos llegaron indignados por la muerte del dirigente de la transportación Lenin Chiriboga, hecho que ocurrió la semana pasada cuando fue abaleado por una persona que iba en una motocicleta frente al edificio del Secap, en el noroeste de Manta.
La marcha se inició a las 15:00. Ana María S. arribó portando una gigantografía de 90 centímetros de ancho por 120 centímetros de largo. En la foto estaba el rostro de su hijo René David Arteaga, el joven fue asesinado en 2010. “Me duele al recordar lo que pasó. Mi hijo fue secuestrado, maniatado, torturado y luego le dieron cinco balazos. Después nos llamaron a decir: allí está tu muerto”.
“Es la caminata contra aquellos que se creen con derecho a quitar la vida de otras personas por un puñado de dólares”, señaló Ana.
Entre la marcha blanca, que cubrió seis cuadras, estaban vendedores de helados, agua en botella y funda, granizados y frutas.
“Hay que sacar provecho a esta masiva concentración de personas. Ni cuando voy al estadio hay tanta gente”, dijo Manuel Cedeño, vendedor informal de gaseosas. En medio de la caminata entre las banderas blancas y de Manta estaba César Toledo. Él es coordinador de seguridad del balneario del cantón Sucre San Clemente, en el noreste de Manabí.
“Nos sintonizamos ahora con Manta. Luego será en Portoviejo la próxima semana y así estaremos donde se diga. Basta a la violencia”, aseguró Toledo.
La marcha llegó a la Plaza Cívica y allí se escucharon cinco discursos: del titular de la Junta Cívica, Ricardo Delgado; del presidente de los grupos sociales, Trajano Andrade; del alcalde de Manta, Jaime Estrada; y del ministro del Interior, José Serrano.
Por la mañana, en los exteriores del Sindicato de Choferes (calle 13 y avenida 22 – zona alta de Manta), el movimiento de personas era vertiginoso. Ayer, desde las 12:00, José Benavides vendía cornetas plásticas. El comerciante llegó a las 07:50 desde Guayaquil. El frío de la mañana no lo complicó. La intención era vender cornetas. Él comentó que se enteró que en Manta murió abaleado el dirigente Chiriboga.
Las cornetas producían un fuerte sonido cuando soplaba. “Es para llamar la atención de la gente. Cuestan un dólar. Traje 500 para venderlas”, comentó.
La protesta de los obreros
En el Departamento de Higiene del Municipio, ubicado en el barrio Santa Martha, cinco obreros alistaban 4 000 banderas de Manta de 40 por 40 centímetros.
Eran de plástico con astas de madera. Mientras tanto, en el barrio Santa Clara de la parroquia Eloy Alfaro, en el noreste de la ciudad, cuatro integrantes de una familia preparaban camisetas blancas para unirse a la caminata convocada por los movimientos sociales y gremiales de Manta.
Uno de ellos contó que su familia sale a marchar “por convicción”. En 2009, sicarios mataron a un hermano. Él era el menor de la familia, tenía 17 años.
Un jueves por la tarde esperaba un autobús frente al centro comercial Paseo Shopping. De repente dos hombres que se movilizaban en una camioneta pararon frente al joven. El que hacía de copiloto se bajó, le arranchó el celular que tenía en sus manos y forcejearon. Quienes vieron la escena comentaron que el hombre que manejaba el auto sacó un arma de fuego y le disparó. Fue un solo tiro. La bala le complicó varios órganos y murió en ese momento.
Su madre no quiso que se le realice la autopsia y no presentó la denuncia en la Fiscalía.
Esa familia salió de la casa al centro de la ciudad a las 12:30. En pleno centro, David Loor, funcionario del Municipio de Manta, recibió 4 000 crespones negros.
Le entregó un colaborador del Cabildo. “Lo elaboraron varias familias de la localidad. Nosotros facilitamos el material y se les pago un dinero simbólico para que nos ayudaran a confeccionarlos”.
Los casos sin resolverse
Familias enteras aportaron con 4 000 crespones más. “Es gente que en algunos casos perdió a sus parientes en actos de violencia. Esas personas prefieren estar en el anonimato”, sostuvo Loor.
Familiares de otra persona asesinada también marcharon. Hace un año, desconocidos mataron a Gabriel. Ocurrió cuando sacaba de su garaje un vehículo.
Los parientes no quieren hablar del caso. Apenas dicen que hasta la fecha el proceso judicial en busca de la persona que disparó contra Gabriel “avanza muy lento”.
Toda la familia salió con camisetas blancas y negras, pues ellos dicen aún estar en duelo por la muerte. Los sectores productivos de Manta, Montecristi y Jaramijó llegaron con sus trabajadores y ejecutivos a la caminata.
Solo en estos tres cantones ya suman 43 crímenes en lo que va del año. Un informe oficial señala que Manabí está entre las provincias con mayor tasa de muertes violentas en el país: 20,9 por 100 000 habitantes. En primer lugar está Esmeraldas: 47,6.
Los pescadores dijeron ser los más afectados por la delincuencia. Por eso los propietarios de fábricas, barcos y negocios que tienen relación con la pesca salieron a las calles para decir “sí a la paz y basta a la violencia”.
Pero mientras se realizaba la caminata contra la violencia, desconocidos asaltaron un local de víveres. Seis hombres llegaron en tres motocicletas y atacaron al personal de seguridad que allí opera. Luego se llevaron el dinero que había en tres cajas.
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