Así permaneció ayer el helicóptero accidentado el lunes en Aeropolicial, de Quito. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
El helicóptero fue cubierto con plástico negro y hasta la tarde de ayer, 5 de marzo del 2019, continuaba en el perímetro del servicio Aeropolicial, que funciona en el parque Bicentenario de Quito.
Tras el siniestro del lunes, la escena está cerrada, mientras que el Comando General de la Policía adelantó que el general Enrique Espinosa de los Monteros será investigado, pues él y su esposa usaban la nave.
“El general tendrá que responder qué hacía y por qué lo hacía”, explicó el comandante general, Nelson Villegas.
Tras conocer el siniestro, él se comunicó con Espinosa de los Monteros y hablaron por teléfono. “Le he dicho que me da pena lo sucedido, pero que esto se mandará a investigar. No me respondió mayor cosa; entiendo que estaba golpeado”.
El parte policial señala que el helicóptero sufrió un desperfecto mecánico y detalla que en el MD 530F volaban Espinosa de los Monteros, su esposa, el piloto Rigoberto Recalde y el copiloto Cristian Guerrón.
Solo este último permanece internado, pues sufrió una fractura en el húmero.
Según un comunicado de la Policía, el uniformado se halla en condiciones estables.
Información a la que accedió este Diario señala que antes del accidente, Espinosa de los Monteros estaba en Bahía de Caráquez y que a las 09:30 del lunes se activó un chat de los generales. Por esa vía se delega para que reciba en Quito a una delegación de Iberpol (Escuela Iberoamericana de la Policía).
Según datos oficiales, en ese momento, el general ordena que un helicóptero le traslade junto con su esposa a la capital.
Antes de llegar a Quito, pararon en Santo Domingo, para cargar combustible. El Ministerio del Interior confirma que el helicóptero se movilizaba entre Manabí y Quito.
“El uso de la aeronave es una cosa oficial. Todo se va a investigar y determinar las responsabilidades”, señala Villegas.
¿Este no era un vuelo oficial? “Eso estamos averiguando. ¿Por qué salió la nave? ¿Cómo salió? ¿Por qué el general dispuso eso? Eso estamos averiguando”, responde el oficial.
Según el Reglamento de Disciplina policial, los uniformados que son hallados responsables de una actividad irregular se enfrentan a sanciones que pueden ir desde arrestos hasta la salida de la institución.
En este caso, el Comandante no descarta llevar el caso incluso a la Contraloría General del Estado. “Vamos a hacer todo lo que tengamos que hacer”.
El Ministerio del Interior, en cambio, se refiere a las investigaciones para determinar las causas del percance y al inicio de las gestiones con la aseguradora que cubre a la flota.
Un poco después de las 10:00 de ayer, Espinosa de los Monteros se reunió con personal de Aeropolicial, entre ellos con el piloto, quien acudió a la cita con un cuello ortopédico. El oficial dio el respaldo a todos.
Una hora después estuvo en el hospital con el copiloto.
El MD 530F era una de las 10 naves de Aeropolicial, un servicio que dice tener personal “con conocimiento vasto que solventan las Operaciones Aéreas de Alto Riesgo”.
Estas aeronaves están destinadas a realizar 11 tipos de tareas. Allí se cita, por ejemplo, patrullaje en el sector urbano, rural, vial, ecológico y turístico. Además, entrenamiento y vuelos de prueba, alarma y asalto de bancos; búsqueda, rescate y salvamento, transporte de autoridades del Gobierno, de la Policía, etc.
Esta aeronave está diseñada para cumplir operaciones a gran altitud. Está equipada con el motor Rolls-Royce 250-C30.
En el lugar donde ocurrió el accidente, dos uniformados custodian la nave. Ayer, en Aeropolicial permanecía otro helicóptero, identificado con el número PN-142. En esa área están delimitados dos hangares de aterrizaje.
En la mañana, decenas de personas veían el helicóptero siniestrado. Paola Altamirano, de 37 años, asegura haber visto a través de las redes sociales cómo se impactó contra el suelo. “Las imágenes que publicaron son muy fuertes”.