La familia Flores Millán está triste, porque perdieron a su primera sobrina y nieta antes de que pudiera nacer.
Pero la angustia crece al no saber qué sucederá con la mamá, quien permanece en terapia intensiva. Lourdes Paola Flores (31 años), con siete meses de embarazo, intentó escapar desde el cuarto piso la tarde del lunes pasado, cuando el espeso humo llenó la oficina donde permanecía.
Ella y seis compañeros del Departamento de Televentas de Cervecería Nacional recibían una capacitación.
“Sus amigos cuentan que Lourdes entró en pánico y se separó del grupo. Después intentó bajar por una soga, pero resbaló. Aunque un policía amortiguó su caída con su cuerpo, tuvo daños graves”, relató Juan Flores, hermano de la afectada.
Antes, cerca de las dos de la tarde, Lourdes había llamado a su madre por teléfono. Había humo y empezaba a asfixiarse. “Mamá ayúdame”, le dijo llorosa, recuerda Juan, quien se encontraba en el trabajo.
Entonces, la angustiada madre salió de su domicilio en busca de su hija. Pero no la encontró. Vio pasar a varias personas en camilla, hasta que un bombero revisó la lista de personas auxiliadas y supo que ella fue trasladada hasta la Clínica Kennedy, en el norte.
Un día antes, amigas de Lourdes organizaban el ‘baby shower’ y la familia estaba entusiasmada de participar. Ya en la clínica, los médicos le dieron una versión inicial: la madre tenía fracturado el tobillo, pero la bebé estaría bien. Pero el diagnóstico cambió de un momento a otro.
“Nos dijeron de repente que había que practicarle una cesárea de urgencia. Pero lastimosamente la niña no soportó la emergencia y murió”. Ahora Lourdes está bajo observación con huesos de cadera rota y con la posibilidad de ser operada.