[[OBJECT]]En medio de un altar, adornado con flores y lámparas eléctricas, eran velados ayer los cuerpos de la madre y el hermano de Ana Carrillo, presidenta de la Junta Parroquial de La Esperanza, cantón Ibarra.
La mujer de 67 años y el hombre de 45, quien tenía discapacidad intelectual, fueron asfixiados con algún líquido, según el examen forense. La autopsia también determinó que murieron a la 01:00 ó 02:00 del viernes.
Durante el velatorio, las mujeres preparaban alimentos con leña en grandes ollas, para compartir con los acompañantes. Entre tanto, debajo de los féretros se colocaron dos herramientas (barras de hierro). Según un familiar, esos utensilios les serán útiles a los fallecidos en la otra vida, cuando lleguen al paraíso.
Un ambiente de tristeza e indignación se vivía ayer durante la velación. “Luego de asesinarles, a mi hermano le propinaron 16 puñaladas en la cabeza y a mi mamá, seis”, comentó entre lágrimas la Presidenta. “Espero que no se trate de una revancha política”, señaló la dirigente que lleva dos años al frente de la Junta Parroquial.
Ayer se realizó la velación en la casa de las víctimas, situada en la comunidad indígena de La Florida, parroquia La Esperanza, 7 kilómetros al sur de la ciudad de Ibarra. Decenas de familiares, amigos y autoridades llegaron a la pequeña vivienda, ubicada en las faltas del volcán Imbabura. Unos vecinos descubrieron los cuerpos sin vida, comenta Inés, otra hija de la fallecida. Se preocuparon al ver que las puertas de la casa de mi madre seguían cerradas hasta el mediodía, dice.
“No habían sacado ni siquiera a los borregos de los corrales. Eso nos llamó la atención”, cuenta un vecino. Es por eso que decidieron inspeccionar la casa, ubicada en medio de un terreno. Se alarmaron al ver que los tres perros de la madre estaban muertos. Habrían sido envenenados, consideran los agentes policiales.
Luego, los vecinos descubrieron que la puerta de la vivienda estaba sujeta con un calcetín. Al abrir el inmueble encontraron los cuerpos ensangrentados y tirados en el piso. Inmediatamente llamaron a la Policía.
Los agentes de Criminalística encontraron las pertenencias revueltas. Pero lo que más les llamó la atención es que los responsables de la agresión se orinaron sobre los cuerpos y la ropa. También cortaron en pedazos los documentos de identidad.
“Descartamos que el móvil de este doble asesinato fuera el robo, pues solo se llevaron el collar de mi madre”, dijo la Presidenta. También aseguró que el crimen no va a retroceder su accionar como Presidenta de la Junta Parroquial de La Esperanza. “Mi madre me enseñó que en los momentos más difíciles hay que buscar la fortaleza y seguir luchando por los que más necesitan”, expresó con la voz entrecortada.
Este asesinato alarmó a los 2 000 habitantes de La Esperanza, una localidad dedicada a la agricultura y a los bordados textiles. Según el sargento Luis Aguirre, de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC), en esta parroquia el problema más común es el robo de animales domésticos, como gallinas, puercos y borregos. “Hay un promedio de dos denuncias al mes”, asegura. Es por eso que le sorprendió la violencia con la que actuaron los atacantes.
“En los tres meses que trabajo en La Esperanza este es el primer crimen de esta naturaleza”, comenta el uniformado. Sin embargo, los vecinos de esta zona recuerdan que hace cuatro meses se encontró a un taxista muerto en el baúl de su vehículo, en la vía a Angochagua. Esa vez se determinó que murió por asfixia, luego que cuatro personas le amarraron las manos y le colocaron cinta de embalaje en la boca y en la nariz, para robarle el vehículo.
Ayer, junto a la vivienda de los fallecidos se enterró a los perros, que no pudieron alertar a los ve-cinos que viven en casas distantes. Para hoy, a las 14:00, está previsto que se realice la misa y una hora después se enterraran los dos cuerpos.
La misa y entierro
Hoy, las 14:00, serán sepultados los cuerpos de la madre y del hermano de Ana C. en el cementerio de La Esperanza, cantón Ibarra (Provincia de Imbabura).
En la UPC de La Esperanza laboran cuatro policías. Sin embargo, mientras uno está libre tres están de turno.
La Presidenta de la Junta Parroquial de La Esperanza presentó, el viernes último, una denuncia en torno al asesinato de su madre y de su hermano.
Durante el 2011, ocurrieron 34 muertes violentas en Imbabura, según la Policía Nacional. La mayoría de ellas fueron a causa de asaltos, violencia intrafamiliar y riñas callejeras.
Aún se investiga para determinar cuántas personas actuaron en el asesinato.