Familiares y amigos de los cubanos que estan en las audiencias de deportación. Foto: Vicente Costales / El Comercio
Hace dos años que María Isabel no pisa un aula de clases. En su natal Pinar del Río, en el norte de Cuba, era una profesora con 22 años de experiencia. Disfrutaba enseñar el abecedario a los niños y jugar con ellos. Ahora, en Quito, es una cubana desempleada, que duerme en casas de amigos.
Esta mujer, de jovial semblante, aprendió a vivir lejos de su patria. Tiene 46 años y dice que no puede acceder a un trabajo formal, abrir una cuenta bancaria o sacar licencia de conducción. Sin los documentos en regla todo se le ha complicado y María Isabel vive con temor a ser deportada.
Su miedo aumentó luego de que el miércoles se enterara que 151 isleños fueron privados de su libertad y llevados a la justicia para analizar su estadía.
Ese día (6 de julio), un numeroso grupo, entre niños, embarazadas y personas de la tercera edad, dormía en el parque El Arbolito. Y, a las 02:30, agentes de la Policía ejecutaron un operativo de control migratorio.
Pero el caso de cubanos irregulares en Ecuador va más allá de ese grupo. A finales del 2015, el entonces canciller encargado, Xavier Lasso, confirmó que en el país había 16 000 isleños sin documentos migratorios.
Para entonces, el Gobierno había anunciado que ciudadanos de Cuba deberán presentar visa para entrar al Ecuador.
“No les estamos cerrando las puertas, ellos son siempre bienvenidos”, dijo Lasso. Y justificó esa medida debido a una crisis humanitaria que se vivía en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica. En ese lugar existían más de 3 000 ciudadanos varados, que intentaban llegar a los Estados Unidos.
La situación no es muy diferente en el país. Las organizaciones de migrantes cubanos hablan de unas 3 000 personas que se han quedado aquí sin dinero y sin trabajo, que buscan ayuda para avanzar a México y a Estados Unidos.
Ese es el caso de María Antonia García y su esposo Ramón Blanco, quienes se regularizaron recién hace cuatro meses, aunque llegaron en el 2014.
En los dos años que llevan en Quito comparten el arriendo con otros migrantes. Pero los muebles que tuvieron ya los vendieron, pues quieren irse y seguir el trayecto hacia el norte.
Julien es otro cubano que tampoco está regularizado y no planea hacerlo, pues su anhelo no es quedarse, sino llegar a los Estados Unidos. Todos tienen ese objetivo.
¿Por qué ocurre aquello? Una explicación es que tras el restablecimiento de las relaciones en La Habana y Washington, en la isla hay el temor de perder los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano.
Esta normativa otorga automáticamente la residencia a todos los cubanos que logran ingresar a su territorio.
De hecho, el gobierno de Raúl Castro le pidió al de Barack Obama derogar esa ley, pues se advierte que estimula la migración irregular.
De allí que solo entre el 1 de octubre del 2014 al 30 septiembre del 2015 más de 31 000 personas abandonaron Cuba. Esto significa un 30% más respecto a igual período del 2013, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras.
Julien es ingeniero mecánico. Tiene 29 años, ojos claros y piel tostada. Salió de su nación con el propósito de usar a Ecuador como ruta de paso.
“Pensaba que nos abrían los brazos a los extranjeros, pero nadie nos da trabajo”, dice. No tiene cédula ni visa.
Luego de días de búsqueda pudo emplearse en un local de ropa. Pero cuenta que le pagaban menos del salario básico (USD 366). Hubo un mes que no le dieron nada. “Soy indocumentado y por supuesto que todos los días tengo miedo de que me deporten”.
A raíz de diciembre, cuando comenzó a regir la visa, la gente descubrió una ruta ilegal y comenzó a entrar a través de la Amazonía. Nuevo Rocafuerte, una parroquia de Orellana, es uno de los puertos fluviales en donde se ha detectado el ingreso de extranjeros sin los documentos migratorios del caso.
La idea es evadir los controles. Por eso, los investigadores han detectado que los viajes se realizan, con preferencia, durante la madrugada.
Pero en ese recorrido, los grupos se exponen a robos, asaltos e intentos de agresiones sexuales. Incluso se han dado casos en que por equivocación invadieron la selva colombiana y fueron detenidos por los guerrilleros.
29 cubanos deportados
La tarde de ayer, el Ministerio del Interior confirmó que 29 personas ya fueron deportadas. El grupo salió en el vuelo 047 de la FAE, a las 06:00, y llegó a la isla a las 11:00. Fueron escoltados por 25 policías de la denominada Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO).
La Secretaría de Estado dijo que este proceso se cumplió “respetando el debido proceso y los derechos humanos”.
En la mañana, Juan Pablo Albán, abogado de los extranjeros, aseguraba que 70 de ellos no aparecían. Indicaba que de concretarse la salida de los ciudadanos sería ilegal, pues “no se comunicó del hecho a los representantes legales”.
Caridad Sánchez, madre de uno de los cubanos, contó que su hijo fue sacado del hotel en el que estaba. “Él tiene contrato de trabajo, pero lo llevaron”.
Por eso protestó en las afueras de las oficinas judiciales en donde se trata el caso. Allí también estaban otros parientes. Lloraban, pedían ayuda y querían saber en dónde estaban exactamente sus allegados.
Por eso, Albán envió una alerta a la CIDH para que emita una acción urgente. También habría informado a la ONU.
El jurista además recordó que hay un recurso de Habeas Corpus presentado el jueves, pero que no ha sido tratado.