Desde Nariño (Colombia) a Quito son seis horas de viaje en bus. Ese es el recorrido que Karol M., de 26 años, realizó ayer con sus dos pequeños hijos para visitar a su esposo. Desde febrero del 2011, él permanece detenido en el penal García Moreno (centro de Quito), por el delito de narcotráfico.
La familia arribó al sitio a las 05:00. Desde esa hora se instalaron en la acera del centro de detención. La mujer contó que el año pasado no pudo visitar a su pareja, porque su hijo Andrés, de 3 años, enfermó. “Fue muy triste que mis niños no vieran a su papá en Navidad ni en Año Nuevo”.
Karol M. fue la primera en la fila. En su brazo derecho se veía impreso el número 1. Detrás de ella, alrededor de unas 200 personas hacían fila para entrar, visitar a sus familiares y compartir el fin de año.
Desde la garita del penal, se informó a los visitantes que debían hacer dos filas: una para quienes buscaban ingresar en las cárceles dos y tres, y otra para las personas que querían entrar al pabellón B.
Esto, porque -según comentó un policía- en el sitio se realizaba una requisa. “Ayer (viernes) hubo una riña entre dos reos y estamos realizando un control a las pertenencias de los internos. Esto durará alrededor de tres horas. Después de eso los familiares podrán ingresar”.
Mientras tanto, y conforme avanzaba la mañana, llegaban más personas que buscaban ver a sus familiares. Otra mujer que realizó un viaje largo fue Yadira M.
Ella llegó desde Manta para ver a su hijo, quien está detenido desde hace seis años por asesinato. “Todos los años vengo por estas fechas. Es el único hijo que me queda; su hermano menor falleció hace tres meses en un accidente de moto”, contó la mujer de 62 años, mientras sostenía en sus manos una funda de uvas que compró en el mercado de San Roque.
Yadira M. asegura que es muy creyente de las cábalas. “Espero ver a mi hijo antes de las 12:00, a esa hora nos comeremos cada uno 12 uvas, para que cada mes del año que viene sea bueno”.