Luzmila Ramírez Cevallos desapareció en el 2016. Foto: Cortesía
La quevedeña Luzmila Elizabeth Ramírez Suárez no ha vuelto a su casa desde el 10 de octubre del 2016. Su rastro se perdió en el trayecto entre la vivienda de una familiar, en Huaquillas, donde se hospedaba, y la Universidad Técnica Estatal de Machala. Allí tenía previsto inscribirse en la escuela de Ciencias Médicas y mudarse a ese ciudad. Su sueño era convertirse en médica.
La última persona de la familia que tuvo contacto con la joven fue su hermana Alexandra Cevallos Suárez, con quien habló a las 09:16. Pero al medio día de ese 10 de octubre, cuando debía contarle sobre la matrícula en la Facultad de Medicina de la Universidad de Machala ya no contestó el teléfono.
“Sacó un puntaje de 826 sobre 1 000, era lo que estaba buscando para estudiar”, manifestó Cevallos. Luego de esa hora, Luzmila quedó en comunicarse con su hermana y no lo hizo. “No contestó nunca más”.
Hoy, miércoles 10 de octubre del 2018, se cumplen dos años de su desaparición. Su familia la ha buscado por todo el país y en Perú; ha viajado a Quito, Guayaquil, Loja, etc.; ha visitado hospitales, morgues, albergues, quebradas… Pero no hay rastro de Luzmila.
Cevallos recordó a su hermana como una chica inteligente y estudiosa, cuyo sueño era seguir medicina para ayudar a la gente. La joven era de Quevedo, provincia de Los Ríos, pero se trasladó al sur del país para estudiar. Tenía discapacidad visual del 52%.
Para ellos, la angustia, la incertidumbre y el dolor es constante desde el día que la joven no regresó. “Es como si no ha pasado el tiempo. Seguimos viviendo en el 10 de octubre del 2016. Nosotros no tenemos planes, ni objetivos, nuestro único deseo es recuperar a Luzmila”, dice la familiar.
Las investigaciones en la Policía y la Fiscalía no han dado resultados. En un primer momento, la familia cuenta que los agentes les dijeron Luzmila se había ido por voluntad propia. Pero la familia nunca creyó esa versión. “Cómo una chica que luchó tanto por su sueño de ser doctora, que se esforzó en el colegio, va a dejar todo por irse a vivir la vida fácil, como nos dijeron”.
Cuatro fiscales han pasado por su caso y ninguno la logrado hallarla. En el primer año de la desaparición se localizó el teléfono de la joven. Pero desde entonces no hay ningún avance. “Encontraron el teléfono demasiado tarde. Ya habían pasado cuatro personas como dueñas del equipo, ya no pudimos encontrar nada sobre Luzmila”, agrega Alexandra.
Ahora, la familia pide que el Estado responda por la desaparición de la chica y que la traída de vuelta a casa. “No más impunidad en este caso, necesitamos una investigación clara y efectiva”, dice la familia, en un comunicado.
Al cumplirse dos años de su desaparición, Cevallos pide a la gente que ayude a buscar a su hermana o trate de identificarla. “El caso no avanza”.