
La ceremonia de posesión de Daniel Noboa, prevista para este 24 de mayo de 2025, se desarrollará en medio de un amplio operativo de seguridad en Quito. El dispositivo contempla cercos policiales, vigilancia aérea, control de explosivos y restricciones de tránsito en el Centro Histórico, ante la presencia de delegaciones internacionales y autoridades nacionales.
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Entre los asistentes confirmados se encuentran Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos; Gustavo Petro, presidente de Colombia; Dina Boluarte, presidenta de Perú; Bang Ki-sun, jefe de Coordinación de Políticas de Corea del Sur; y Huai Jinpeng, ministro de Educación de China.
La operación de seguridad se activará desde el 23 de mayo para la posesión de Daniel Noboa
El jefe de la Escolta Legislativa, coronel Roberto Santamaría, informó que el operativo se iniciará el viernes 23 de mayo. En el interior de la Asamblea se realizarán barridos electrónicos y controles de explosivos como parte del protocolo de seguridad previo al acto de posesión.
Las calles que rodean el Palacio Legislativo estarán cerradas al tránsito desde la medianoche del viernes.
El sábado 24, más de 1 000 policías custodiarán los alrededores del recinto legislativo. Solo las personas acreditadas podrán ingresar al evento, tras pasar por controles con detectores de metales y verificación de identidad.
Las Fuerzas Armadas cercarán con vallas metálicas los accesos a Carondelet y mantendrán la vigilancia en puntos estratégicos y equipos especializados.
Tres mil militares de la Primera División Shyris también se desplegarán para dar seguridad al Presidente, a la vicepresidenta María José Pinto y a las comitivas internacionales.
El perímetro de seguridad estará delimitado por las calles Mejía, Sucre, Benalcázar y Guayaquil, donde se colocarán dos filtros de control con inhibidores de señal y supervisión aérea con drones y helicópteros.
El esquema de seguridad basado en círculos requiere una estructura táctica clara
Karla Rosero, experta en seguridad, explicó que el modelo de círculos de seguridad permite establecer niveles de protección diferenciados. Cada círculo debe contar con personal capacitado y funciones específicas para evitar confusiones operativas.
La correcta distribución de equipos evita el solapamiento de funciones y mejora la capacidad de respuesta ante cualquier incidente.
Rosero señaló que el modelo exige una arquitectura clara, que combine vigilancia perimetral, defensa en profundidad y control de accesos. Las fuerzas de seguridad deben identificar con precisión qué unidades integran cada círculo, qué cobertura tienen y cuál es su área de intervención.
La coordinación entre niveles permite mantener el control en todo momento del evento.
Los equipos élite deben operar en el círculo más cercano a las autoridades, mientras que los anillos exteriores deben estar conformados por agentes con funciones de monitoreo, verificación de identidad y reacción rápida.
La especialista insistió en que la eficiencia del dispositivo depende de la sincronía entre unidades y de una planificación detallada.
El contexto de violencia generada por el crimen organizado obliga a elevar los estándares de protección
Wilson Goyes, experto en seguridad, sostuvo que el país atraviesa un momento crítico por el accionar de grupos delictivos organizados. Estos grupos han generado amenazas que podrían interferir con el desarrollo del evento, por lo que las autoridades deben anticiparse a cualquier intento de alterar el orden. La seguridad de las delegaciones y de la ciudadanía requiere medidas extraordinarias.
Goyes afirmó que los dispositivos tecnológicos deben ser parte del esquema de protección.
La detección de armas, explosivos y transmisores no convencionales requiere el uso de escáneres, inhibidores de frecuencia y canes amaestrados. También deben mantenerse operativos los equipos de observación aérea para detectar movimientos irregulares en tiempo real.
El especialista explicó que el Estado no puede asumir que su infraestructura es invulnerable. La protección de un acto como la posesión presidencial exige un entorno totalmente controlado, donde se supervisen vehículos, personas y objetos. Según Goyes, este tipo de operativos también sirven para fortalecer la percepción de seguridad en la ciudadanía.
La sincronización entre Policía Nacional, Fuerzas Armadas y Escolta Legislativa es indispensable
Rosero subrayó que la coordinación interinstitucional es el pilar de cualquier dispositivo de seguridad presidencial. Las instituciones deben compartir información, definir responsabilidades específicas y establecer una cadena de mando única.
Una falla en cualquiera de estos elementos puede debilitar la respuesta táctica y poner en riesgo el acto oficial.
Para la experta, los operativos no deben improvisarse. La preparación incluye planificación previa, simulacros conjuntos y entrenamiento del personal asignado a cada unidad. En los eventos con alta exposición mediática y presencia internacional, los márgenes de error se reducen al mínimo y la presión sobre los mandos es permanente.
Wilson Goyes coincidió en que la anticipación es clave para evitar crisis durante el desarrollo de la ceremonia. Los protocolos deben contemplar rutas de evacuación, puntos de intervención rápida y zonas de refugio para autoridades. La coordinación fluida garantiza que todas las unidades reaccionen de forma simultánea y sin contradicciones.
El contexto de conflicto interno obliga a reforzar el control táctico y la inteligencia operativa desde una cadena de mando unificada
Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia del Ejército, sostuvo que el desafío principal en este tipo de eventos radica en la sincronización táctica y estratégica de todas las unidades desplegadas. El contexto de conflicto armado interno, sumado a la actividad de grupos delictivos e incluso amenazas internacionales, convierte a la posesión presidencial en un objetivo potencial.
Afirmó que la respuesta debe contemplar una presencia disuasiva y un control minucioso de flujos, accesos, perímetros y zonas ciegas. También mencionó que la logística, la reacción ante incidentes y una cadena de mando clara son esenciales para evitar fallas de seguridad.
Pazmiño explicó que los barridos electrónicos cumplen funciones específicas, como detectar señales asociadas a explosivos de activación remota e impedir su uso. Los sensores especializados también permiten identificar materiales peligrosos en vehículos o paquetes.
El exjefe militar describió el modelo de tres círculos como indispensable pero todavía débil en su aplicación local. Dijo que el primer anillo debe proteger de forma directa al presidente con escoltas especializados. El segundo debe funcionar como barrera física que filtre identidades y detecte amenazas humanas o materiales. El tercero, de vigilancia anticipada, debe activarse con días de antelación, mediante patrullajes y presencia territorial extendida.
Pazmiño subrayó que la coordinación debe operar desde un centro de mando y control que articule inteligencia, despliegue operativo y comunicación cifrada. Aseguró que la Policía, las Fuerzas Armadas y la escolta deben actuar bajo un mismo plan dirigido por el Comando Conjunto.
Para él, la seguridad presidencial debe integrarse como eje de la planificación general y no como un componente aislado. La articulación entre niveles de protección y sistemas de información debe mantenerse sin interrupciones durante todo el evento.
La detección anticipada y la tecnología en tiempo real permiten enfrentar riesgos
Hernán Moreano, experto en seguridad, señaló que los mil uniformados que integran los anillos de protección cumplen funciones específicas de prevención y control. Estos dispositivos tienen como objetivo neutralizar posibles amenazas físicas y contener eventuales manifestaciones.
Indicó que el respaldo de las áreas de inteligencia policial y militar fortalece la capacidad de respuesta ante riesgos en el Palacio Legislativo. Mencionó que la vigilancia tecnológica permite detectar objetos o comportamientos sospechosos en zonas de alta circulación.
Moreano explicó que los barridos constantes con apoyo de unidades tácticas como el GIR, el GOE y el GEO resultan necesarios frente al nivel actual de inseguridad.
Respecto al modelo de seguridad en tres círculos, Moreano aseguró que sigue siendo válido y se aplica a nivel internacional. La clave está en la comunicación entre los integrantes de cada nivel, especialmente en un evento con presencia de delegaciones extranjeras. Afirmó que los agentes camuflados y las unidades de inteligencia de países aliados aportan alertas tempranas.
El experto resaltó la importancia de establecer una entidad rectora que mantenga el flujo de información entre los organismos de seguridad. Dijo que el Centro de Inteligencia Estratégica (CIES) debe encargarse de coordinar y generar alertas para la escolta presidencial y legislativa.