Félix M. fue quien encontró el cadáver. De sus labores como recolector de basura aprendió que los plásticos negros se venden a buen precio.
Eran las 09:00 de ayer cuando el minador alertó a la Policía que en el desvío del viaducto de La Prosperina, norte de Guayaquil, un cuerpo estaba envuelto en un plástico negro, sujetado con cinta. Alrededor de las 10:30, seis patrulleros y una veintena de uniformados acordonaron el área.
Seis miembros de Criminalística, con pistolas al cinto, retardaron su propio trabajo al tratar de evitar que se acercaran los comunicadores que competían por recoger las primeras imágenes.
En el botadero, 50 curiosos se destapaban la boca para susurrar unos a otros, no soportaban el estado de descomposición de dos perros atropellados, junto a los que fue dejado el cuerpo.
Según los oficiales, el hombre cuya identidad se desconocía, tendría unos 40 años y habría muerto en la madrugada. Su única identificación visible era el maquillaje recargado en su rostro. A las 11:00 fue retirado y conducido a la morgue.