Los habitantes del barrio Palestina del cantón San Lorenzo, norte de la provincia de Esmeraldas, temen salir de sus casas y hablar con extraños.
Entre los vecinos aún persiste el temor tras el asesinato de tres de cuatro jóvenes que conversaban en la esquina del barrio. Ocurrió el domingo 8 de marzo del 2015, pasadas las 20:00, cuando los moradores se aprestaban a descansar.
Uno de los testigos dijo que un hombre llegó caminando y disparó con un arma de fuego en repetidas veces contra los jóvenes. Tres murieron de contado. Era Luis David A., de 21 años; Jaime Alberto Q., de 21 años. La tercera víctima no había sido identificada.
Una cuarta personas quedó herida en el piso y fue llevada a una de las casas de salud de la ciudad de Esmeraldas. Los disparos del arma de fuego alarmaron a población que prefirió quedarse en sus casas. El presunto asesino habría escapado en medio del manglar.
Los gritos desesperados de familiares que pedían ayuda levantaron a los vecinos, pero éstos no salieron hasta que la Policía llegó, mientras que los cuerpos sin vida de las víctimas estaban en el piso.
“Todo ocurrió tan rápido que la persona que disparó tuvo tiempo para huir de la escena del crimen”, comentó uno de los presentes. La Policía no ha logrado determinar las causas del asesinato, pero se han redoblado los operativos en los barrios y vías.
El caso es investigado por la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased).
En San Lorenzo, la tasa de homicidios es de 96 sobre los 100 mil habitantes; en el resto del país esa tasa está en menos de 10 homicidios por 100 000 habitantes. En el 2013, en Esmeraldas se cometieron 150 homicidios; y 125 en el 2014, según el Ministerio del Interior.
La inseguridad en la frontera motivó a una reunión de seguridad en San Lorenzo presidida por el Fiscal General y el alto mando de la Policía, en julio del año 2014.
Se hicieron patrullajes combinados entre la Policía y la Armada para el control de armas, contrabando de combustible y estupefacientes. Luis C., uno de los habitantes, dijo que los problemas de inseguridad persisten. “La gente sabe quiénes están vinculados en asuntos irregulares pero temen ser las próximas víctimas”, comenta.
El fiscal Galo Chiriboga, en julio del año pasado, dijo en San Lorenzo, que el contrabando de combustible, la minería ilegal y el tráfico de droga, serían los elementos que generan la inseguridad en ese cantón fronterizo.
En esa dirección se han realizado los controles. En febrero de 2015 de detuvieron a 10 mineros y se decomisaron dos máquinas retroexcavadoras, por realizar minería ilegal.
Inteligencia de la Policía establece que los asesinatos pueden estar relacionados con el microexpendio de drogas y el tráfico de armas y municiones, por ser una zona fronteriza.
El pasado 3 de marzo, la Policía se incautó en San Lorenzo, de 28 834 municiones, 16 granadas, dos motores fuera de borda de 40 caballos de fuerza y dos teléfonos celulares, en operativo denominado Eslabón XVI.
Los investigadores no descartan que las armas y municiones eran enviadas al Frente 29 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que operaría en la zona fronteriza.
Mientras en enero se decomisó una tonelada de marihuana en Playa África, cantón Rioverde, parte de la conocida ruta de la droga, que parte desde San Lorenzo y termina en Muisne.
Según datos de Policía, en el país se ha desarticulado a 42 organizaciones ilegales y existen 222 detenidos por ilícitos relacionados con el tráfico de drogas, armas y combustibles.
En enero del año 2014, los albañiles Medardo V., Luis G. y Víctor S., fueron asesinados en el sector El Muro, cantón San Lorenzo, por dos personas a bordo de una motocicleta. Mientras que en febrero de ese mismo año, otras dos personas fueron asesinadas en un centro de diversión nocturna.
El crimen del policía Jorge R., cerca del Cuartel, en julio del 2014, y las violaciones a mujeres motivaron a realizar una marcha, rechazando la inseguridad. Hoy, las fuerzas vivas de San Lorenzo ya piensan en volver a marchar para exigir seguridad.