Sin prisa, Juan Carlos Blumberg avanza hasta la medialuna de La Rotonda, en Guayaquil. Es fin de semana y los visitantes del Malecón 2000 lo escrutan de pies a cabeza, quizá atraídos por su atuendo, traje azul y corbata impecables, o por su cabellera blanca.
“No sabía que existía esto”, exclama Blumberg, sorprendido, frente al monumento de Simón Bolívar, libertador del actual Ecuador, y San Martín, libertador de la ahora Argentina. El ecuatoriano Vicente Sarmiento lo invita a subir al piso de mármol y le dice que su lucha por la seguridad debe ser como la de esos héroes.
Sus hijos tenían la misma edad, 23 años, cuando la delincuencia los arrancó de su hogar y casi al mismo tiempo ustedes dos, como padres, decidieron luchar contra un sistema de impunidad. ¿De dónde sacar las fuerzas?
Blumberg: Fue terrible. Primero hago responsables de la muerte de Áxel a la mala operatividad del Fiscal y de la Policía, porque a mí me dijeron que no contara a nadie ni a los vecinos que Áxel estaba secuestrado, me daban ideas de cómo manejarme telefónicamente con los llamados y por último cuando yo tenía que ir finalmente a pagar, el día ese ya había una persona, que estaba secuestrada con Áxel, a la que habían liberado. Y él contó al fiscal que los captores iban en un vehículo blindado que era de él, cómo se movían y demás, y el Fiscal no tiene mejor ocurrencia que, cuando los secuestradores van a buscar el pago para encontrarse conmigo, los intercepta. Se arma una balacera; no tenían los automotores adecuados para interceptar ese vehículo, inclusive estos delincuentes chocan un vehículo de las fuerzas del servicio de seguridad y lo voltean y por último salen disparando hasta con fusiles. Entonces imagínese cómo llegaron hasta Áxel. Él se escapa, lo agarran y lo matan. Yo lo fui a ver en la morgue, donde estaba su cadáver. Al volver, en mi casa, estaban todos sus compañeros y lloraban y decían cuándo me va a tocar a mí y bueno yo ahí pensé “yo a Áxel no lo tengo más, ahora tengo que luchar por ellos”. Y ahí fue cuando a través de padres, de compañeros, de amigos se creó la Fundación Áxel Blumberg.
Sarmiento: Mi hijo se murió por coger un taxi para regresar a su casa. Lo matan en un acto que se supone es absolutamente ordinario, normal y recurrente como ir en taxi. Y ¿cuánto le robaron? 86 dólares. Nos han dejado en un estado total de desesperación. La madre de Vicente va todos los días al cementerio. Sí sabe lo que todo eso significa. Se quedó encarcelada para toda su vida, una mujer que tiene 50 años, era su único hijo y no va a volver a tener en su vida ningún hijo más. Además de ser mi hijo era mi amigo. Cuando tenía 14 años me sacó de una reunión con mi jefe, la secretaria de mi jefe me dijo que él tenía que decirme algo muy importante. Y me dijo “papá voy a tener mi primera relación sexual y quiero que me digas qué debo hacer”. Yo no conozco otros hijos que tengan ese acercamiento con sus padres. Y era mi socio, estábamos acabando de constituir una empresa, estaba muy feliz. La empresa está parada en este momento, es un servicio para que los empresarios conozcan las normas del Código Laboral en un sistema digitalizado y un diccionario jurídico con un buscador para los abogados. Es un dolor desgarrador. Le he pedido a Juan Carlos Blumberg que venga y que esté a la cabeza de la constitución de la Fundación Vicente Francisco Sarmiento Ledesma, que va a hacer lo mismo que están haciendo ellos: darle atención a la víctima en el sentido jurídico, darle atención a la víctima en lo psicológico y buscar que las cárceles empiecen a ser centros de rehabilitación para que el preso pueda reintegrarse a la sociedad.
Señor Blumberg, tres años después de la muerte de su hijo usted se candidatizó a la Gobernación de Buenos Aires. Usted tenía un capital ganado como ciudadano, ¿fue un error entrar en política?
Blumberg: Mire, yo lo ayudé al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, a (Mauricio) Macri, a que sea alcalde o gobernador de la ciudad de Buenos Aires yendo a iglesias, yendo a templos evangélicos, hablando, porque necesitábamos figuras nuevas, gente que trate el Estado como si fuera una empresa, que eso funcione, que sean verdades, no que nunca se ejecute nada. Y después él me convenció que yo me meta en política, me decía que de esa manera uno podía actuar más rápidamente si uno tenía los medios. Mi error fue que me puse en ese tema sin tener el respaldo de un partido importante y así usted no tiene los fiscales que controlan en la mesa, va a un cuarto oscuro y no está su boleta, pero para mí fue una experiencia interesante, porque me dio la posibilidad de ir a los barrios de emergencia, hospitales y ver realmente los problemas que tiene la provincia de Buenos Aires. ¿Si fue un error? Yo lo veo en la calle hoy. No puedo ir a un supermercado porque me agarra la gente y no me deja ir cuatro cinco horas hablándome. Y la gente de paso en la calle me grita Blumberg tenías razón. La gente me quiere, me aprecia, me dice que no abandone, que siga luchando. Y bueno lo estamos haciendo desde la fundación donde hoy todavía tenemos proyectos para llevar, ahora tenemos un proyecto importante para las víctimas, porque acá se mira a los victimarios más, les dan enseguida una protección, los DD.HH. ¿Y la víctima que queda desprotegida?
Sarmiento: Cuando fui a Buenos Aires me di cuenta de la labor extraordinaria que está haciendo la Fundación Áxel Blumberg y entonces yo creo que debemos copiar lo bueno de todas partes del mundo. Cuando matan a mi hijo me escriben alrededor de 600 personas, al menos 500 habían sido agredidas de diferentes formas: violaciones, muertes, etc. Todas esas personas habían quedado abandonadas a su suerte. No había ninguna que estuviera haciendo el seguimiento a los delincuentes. Si yo veía que esto sucedía en la fundación, por qué nosotros no teníamos que darle asistencia a la víctima. Además de esto, yo he sentido en carne propia lo que significa el dolor; entonces, consideramos que debería haber una segunda parte que debería ser el tratamiento psicológico. Qué sucede con una niña violada. En Ecuador el 18% de mujeres está embarazada; de ellas, dos de cada 10 mujeres han sido abusadas sexualmente, según el Ministerio de Inclusión Social. ¿Cuántas son? 40 000 víctimas. ¿Cuántos presos hay en el país? 13 000 personas. ¿Qué hacen los asambleístas? Se dedican con uñas, dientes y toda su energía a proteger a esos individuos, a esos miserables.
Las muertes de sus hijos ocurrieron en un momento especial de Buenos Aires y de Guayaquil: con un sentimiento generalizado de inseguridad ciudadana.
Blumberg: Lo que ayudó mucho fueron los medios, la prensa, la gente empezó a hablar desde el corazón. La gente estaba cansada de poner rejas en las casas o que el mismo Estado cercara un obelisco. Atrás de las rejas hay que poner a los delincuentes y no a los ciudadanos comunes. Había todo un sentimiento. Después de la muerte de Áxel hicimos una marcha frente al Congreso de la nación donde había 350 000 personas, cada una con una vela simbolizando a la vida, donde nosotros presentamos propuestas; siempre nuestras marchas fueron con propuestas. Las propuestas de modificaciones en el Código Penal las avalaron 5 millones 555 mil personas, con eso teníamos el derecho a la obligatoriedad a que el Congreso las trate.
Sarmiento: Hay que imaginar cómo es la vida de una persona que queda parapléjica después de un asalto. Por eso le he pedido a Juan Carlos que venga, porque nos tiene que dar dos cosas: su experiencia, pero su experiencia trae otra cosa que es fundamental: la esperanza. Saber y demostrarnos que juntos sí podemos cambiar al Ecuador, que ellos lo lograron y nosotros lo vamos a lograr también, que vamos a cambiar las leyes, porque han servido para proteger a quienes no tienen que ser protegidos. Los únicos que están siendo prósperos en el país son los delincuentes. Tenemos tres propuestas. Reformar la caducidad de la prisión, con un incremento de penas, no menos de 35 años en delitos atroces, con la acumulación de penas sin límite. Y en tercer lugar debe acabarse la alcahuetería de la sustitución de penas.
¿Cómo incidir en el poder político para la seguridad?
Blumberg: Con la fuerza de la presión de la gente. Me acuerdo no salían las leyes. Se anunció la tercera marcha y una semana antes de esta sacaron todas las leyes, entonces se necesitan la presión de la gente. Uno de los problemas que tenemos en Argentina es que el Gobierno hablaba que era una sensación. ¿Cómo sensación? Si los muertos están, hay que actuar.
Sarmiento: Yo creo que en este momento el presidente Rafael Correa y el alcalde de Guayaquil Jaime Nebot individualmente han dado pasos importantes para lograr un resultado final. El señor Presidente el sábado atacaba a los jueces dando nombres y apellidos, lo cual es espectacular, ha dicho que tiene que acabar la caducidad de la prisión. No están de acuerdo en la totalidad, pero el hecho de que ya tengan puntos de acercamiento significa que de alguna forma solo es cuestión de caminar un poco más. Si es que el tema del orgullo y el asunto político impiden que se unan, los ciudadanos debemos hacer puente entre el Presidente de la República y el Alcalde de Guayaquil para lograr un entendimiento, para trabajar en función de lograr un acuerdo nacional. Este es el único momento en donde no hay abanderamientos políticos.
“Mi hijo se murió por tomar un taxi. Nos han dejado en un estado total de desesperación”.
“He sentido en carne propia lo que es el dolor. Debería haber un tratamiento psicológico”.
Vicente Sarmiento
Ecuatoriano / Víctima del delito
“Fue terrible. Primero hago responsables de la muerte de Áxel a la mala operatividad del fiscal”.
“Me dijeron que no contara a nadie ni a los vecinos que Áxel estaba secuestrado”.
Juan Carlos Blumberg
Argentino / Víctima del delito