La mujer fue agredida tras bajarse del bus en la parada del Cebollar de Cumbayá. Foto: Cortesía
A Carolina (nombre protegido) la agredieron tras bajarse del bus en la parada del Cebollar de Cumbayá, en el oriente de Quito. El hecho ocurrió ayer, jueves 23 de enero del 2020. A continuación su testimonio:
“El atraco se produjo a las 09:00 mientras me movilizaba al lugar en donde trabajo haciendo quehaceres domésticos. Tomé un bus en la parada de los interparroquiales de la Río Coca, en el norte de Quito. Todo transcurrió con normalidad hasta que tres personas, un hombre y dos mujeres, se subieron en el sector de Miravalle. Al principio, ellos comenzaron a cantar y pensé que eran de esa gente que trabaja en las unidades de transporte comercializando dulces o pidiendo dinero.
La chica que se subió con ese hombre de feo aspecto me quedó mirando y se fue a la parte posterior del vehículo. Inmediatamente escuché que a una pasajera le pedía un dólar de forma agresiva.
La joven le decía que no tenía y ella le respondía: ‘Dame la plata que necesito para comprarme droga, si no lo haces te rayo la cara’. La amenazaban con un cuchillo. Asustada, la joven arrojó su celular al piso y los ladrones lo recogieron. En esos momentos, un pasajero que iba atrás se levantó y caminó con dirección a la puerta ubicada junto al asiento del conductor.
Al verlo, el ladrón le dijo: ‘tan grandote y cobarde’. Las 15 personas que estábamos en el bus nos pusimos muy nerviosas. Yo pensé en esos instantes que, apenas arribemos a una parada, me salía del carro para que no me hagan daño.
Y así ocurrió. Cuando llegamos a la parada del Cebollar, en donde los controladores marcan las tarjetas, me bajé. Al señor que estaba en ese sitio le avisé que unos individuos asaltaban a los pasajeros.
Lamentablemente, una de las ladronas alcanzó a ver lo que hice y me abordó agresivamente para golpearme. Me tumbó contra el piso y trató de arrancharme la cartera, pero me opuse. En octubre me robaron un teléfono celular que no había acabado de pagar y no tengo dinero para adquirir otro.
Como no me dejé quitar las pertenencias, me dio puñetes en la cara. Finalmente, ella se subió al carro y se fueron. No me quitaron mis cosas porque más gente y otros vehículos comenzaron a llegar a ese sitio.
Varias veces he sido víctima de la delincuencia. Me han robado los monederos y me doy cuenta de lo que ocurrió cuando voy a pagar el pasaje. Así me pasó con el último teléfono celular. No acababa de pagarlo y me lo arrebataron. Por eso preferí que me golpeen a que no me roben”.