Testimonio de Mauricio O., víctima de la delincuencia. Fui a visitar a mi madre hace algunos meses y, cerca de su casa, en el norte de Quito, hay un parque que siempre está botado y sin mucha luz. Al anochecer decidí regresar a mi casa pero como no pasaban buses tuve que irme nuevamente cerca del parque para conseguir uno en la avenida.
[[OBJECT]]Mientras pasaba vi a un grupo de muchachos ingiriendo alcohol en el centro del espacio recreativo. Pero no estaban solos, unos metros más lejos estaban unos seis hombres que se dirigían hacia ellos. Cuando me di cuenta que les iban a robar quise correr a buscar ayuda en la calle.
Uno de estos hombres me alcanzó a ver y vinieron dos a impedir que me vaya. Ellos me sujetaron de los brazos y comenzaron a golpearme. Me botaron al piso y me sacaron las cosas de los bolsillos, los zapatos y la chompa.
Me dejaron tendido en medio de la vereda, amenazándome para que no me moviera hasta que todos se fueran. Mientras estaba en el piso, vi cómo ellos agredían a los jóvenes del parque. Incluso sacaron cuchillos y les pusieron a los chicos contra una pared que hay en ese sitio, que colinda con una vivienda. Los vecinos comenzaron a salir por la bulla de la riña.
Estos hombres no se detuvieron hasta dejarles igual que a mí, sin dinero y sin ropa. Los muchachos estaban acostados sobre el césped sin zapatos y sin chompas.
Uno de los vecinos había llamado a la Policía del sector en cuanto escuchó los gritos de los jóvenes, pero cuando llegaron los uniformados los delincuentes ya huyeron del sitio. En dos patrulleros fueron a recorrer las calles del sector, pero no los encontraron.
Dos personas ayudaron a levantarme y me llevaron hasta la casa de mi mamá otra vez. Desde allí pude llamar a mi esposa para avisarle lo que había sucedido. Gracias a Dios el daño no fue mayor. Fuimos al hospital para que me revisaran y ver si tenía algo roto porque el dolor era muy fuerte.
Desde que eso sucedió, trato de no caminar solo por ese sector y menos en la noche. Admito que estoy un poco asustado y cuando veo gente sospechosa prefiero tomar un taxi antes que vivir cosas que lamentarme después. Más que el dinero es la propia vida.