En el sur de Quito,autoridades de un plantel ofrecieron disculpas por el abuso a 41 niños. Foto: Archivo EL COMERCIO
Durante tres meses no asistió a clases. Tenía miedo de los profesores y no quería separarse de su madre. Felipe tenía 5 años cuando fue abusado por su maestro en una escuela de Quito. Sus padres le retiraron del plantel al enterarse que el profesor obligaba al pequeño a toparle los genitales. Por eso contrataron un psicólogo particular que ayudara al niño a ingresar en otra institución y retomara sus estudios. Pero el proceso de reinserción fue complicado.
Lorena, madre de Felipe, recuerda que durante un mes recorrió al menos siete planteles. Ella inspeccionaba los patios, baños y aulas. Ninguno le convencía, pues hasta los colores que amedrentaban al niño eran similares en todas partes.
Por eso se decidió por una institución cercana a su casa. Las autoridades de ese plantel le permitían a la mamá estar fuera de la clase y observar al pequeño desde la ventana.
El proceso de Nubia fue distinto. Ella es otra niña que fue abusada por su profesor de ciencias sociales cuando tenía 8 años. Su madre dice que también le cambiaron de escuela y fue al plantel donde estudiaba su hermano mayor.
Así se sentía más segura, aunque en los primeros dos meses los profesores la llamaban de urgencia, porque Nubia lloraba y pedía regresar a casa.
Pero, ¿cómo debería ser el proceso de reinserción de los niños abusados? El Ministerio de Educación tiene un protocolo establecido en la Ley Orgánica de Educación Intercultural. En el art. 369 se habla de un plan de contingencia para que los estudiantes sean acogidos en otras instituciones educativas, a fin de garantizar su derecho a la educación. Pero no se dan detalles del mismo.
Hace 16 días, EL COMERCIO habló con el entonces subsecretario de Educación, Gian Carlos Drouet, sobre este tema. Él explicó que además del cambio a otra escuela, se activa todo un contingente de apoyo psicológico para el niño.
En los 140 distritos educativos a escala nacional existe una unidad de inclusión. Es un grupo de psicólogos clínicos y trabajadores sociales que dan el seguimiento al estudiante.
Sin embargo, hay casos en que esos protocolos no se ejecutaron. Eso sucedió, por ejemplo, con ocho niños que fueron abusados en un colegio de Quito. Los padres de los menores dicen que “nunca” recibieron esa ayuda. Todos recurrieron a especialistas privados. Los menores estuvieron en terapias entre seis y 12 meses. Unos esperaron hasta cuatro meses para tener cupos en otras instituciones educativas.
Una madre relató que pese a contarles lo que sucedió en el otro colegio, las autoridades de un plantel le indicaron que no había matrículas. Además, le recomendaron que vaya a una institución privada para que le realicen el acompañamiento con psicólogos.
Eso también le dijeron a Mónica, madre de una niña de 10 años, cuyo maestro le tocaba las partes íntimas. Sucedió en una escuela fiscal en el sur de Quito. Ella dio aviso a las autoridades de la escuela y los psicólogos le recomendaron que cambiara a su hija de plantel.
Ahora la pequeña asiste a un colegio particular en el valle de Los Chillos. Los psicólogos del plantel le ayudan con terapias individuales. Los tres primeros meses, los padres de la menor asistían a clases con ella. Además, las autoridades del plantel le colocaron en aulas donde solo enseñaban profesoras. Poco a poco fue superando el hecho de tener maestros. En esa institución también dieron apoyo psicológico a la familia. Esto último no ocurre en los colegios fiscales.
Así lo confirmó Drouet, pues según el funcionario, los esfuerzos del Ministerio están direccionados solo a los menores afectados. Para el presidente de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional y exministro, Augusto Espinosa, los protocolos de reinserción se deben ajustar, pues considera que es necesario que exista un acompañamiento de especialistas tanto para el niño como para sus padres.
De hecho, asegura que es necesario contratar más psicólogos. Actualmente, el Ministerio de Educación cuenta con un especialista por cada 450 estudiantes. Además, indica que se requiere más capacitación para el resto de personal educativo como maestros, inspectores y directivos.
Por eso, desde la Asamblea se analiza un paquete de reformas a la Ley de Educación. Uno de los cambios que se plantea es que el Estado garantice más recursos para el apoyo de los Departamentos de Consejería Estudiantil. Actualmente en el país existe 1 768.
Para Cybel Martínez, representante del grupo Rescate Escolar, la reinserción de los niños abusados es incompleta, pues dice que la mayoría debe dejar sus escuelas e incluso salen de las ciudades para evitar que el niño vuelva a revivir las agresiones. Eso sucedió con Rosario, una adolescente que fue acosada por su maestro en Guayaquil. Ella vive ahora en Quito. Sus padres también cuentan que cuando supieron de los hechos, retiraron a la menor y no regresaron más.