Policía y militares en las puertas de la prisión. Ningún extraño podía entrar al penal García ni a las cárceles dos y tres que operan en el centro de Quito. Los que manejan el complejo penitenciario permanecieron en silencio.
“No pasa nada, todo está tranquilo”. Esto fue lo único que dijo un policía. Un carcelero con camuflaje y botas lo respondió en voz baja: “Para ellos no pasa nada, pero estamos asustados, porque botaron a nuestros compañeros”.
La explicación de lo que sucedía llegó en la tarde. El Ministerio de Justicia apenas remitió un comunicado. Allí se confirmó que en el país fueron separados 361 funcionarios de esta Cartera de Estado, que la mayoría es guía, pero no se indicó cuánto se invertirá en este procedimiento.
La versión oficial fue que el Gobierno compró las renuncias y que aquello “se enmarca en el proceso de reestructuración del sistema penitenciario”. Luego se dijo que “se hace necesario contar con personal bien capacitado”.