Elena Paucar, redactora
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El susurro del mar no se detiene. Hace eco en el altar, en el campanario, entre las bancas. La furia de sus olas contrasta con el pasivo rostro de un Cristo de madera, que en su cruz se deja acariciar por la brisa.
Desde lo alto del santuario Blanca Estrella de la Mar, el horizonte no tiene fin. La playa de Olón abraza al templo en forma de barca. Está levantado en una peña de 100 m de alto. Allí se escucha el rezo de los fieles.
Este sitio de recogimiento es el refugio de la Virgen María Rosa Mística, que reposa dentro de una concha gigante. Pero también es parte de la Ruta de las Siete Iglesias, un recorrido turístico y religioso de Santa Elena, que atrae a los fieles en los días santos.
En esta fecha, los templos tradicionales de la Ruta del Spondylus se convierten en paradas obligadas para los turistas que van a la playa y buscan un momento de reflexión frente a los altares.
La familia Villacís Yépez recorrió 180 km desde Guayaquil para meditar en la capilla de Olón. La hermana Nancy Rodríguez, de la orden del Inmaculado Corazón de María, cuenta que el santuario fue construido en 1984. Y en 1990 ocurrió un milagro. “La imagen de la Virgen lloró sangre, por eso esta iglesia es un regalo”.
Pasando las cabañas turísticas de Montañita y los vistosos restaurantes de San Pablo, 45 minutos hacia el sur, está Palmar. Ahí, las gaviotas custodian la iglesia de Nuestra Señora de Fátima. Este es otro punto significativo de la ruta.
Una cima de rocas macizas es el altar de este templo que atesora la vida de Jesucristo: mide 33 metros de largo y 33 m de ancho, que simbolizan la edad de Cristo y fue cimentado en 12 columnas, que representan a los discípulos.
El silencio envuelve a Colonche, un pequeño pueblo, a 15 minutos de Palmar. En medio de sus casas de caña se eleva un imponente templo colonial, de más de 50 m de alto, es la visitada iglesia de Santa Catalina.
“Es de puro guayacán”, dice doña Ofelia Ascencio, una vecina. Las huellas de los hachazos están frescas en sus pilares, de 1537. Las manos de los viejos colonches tallaron sus paredes y los peces que adornan el altar.
Su tono café es similar al de la Catedral Emperatriz, en el cantón Santa Elena. Un mural de piedras coloridas refleja la imagen de Jesús. Con sus brazos abiertos, contempla a dos pescadores que abren sus redes tras la faena.
Cada Semana Santa, don Aurelio Pihuave recorre el pasillo de la iglesia mientras repite: “Tú eres el corazón de Santa Elena”.
La iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza es el ícono religioso de La Libertad. Desde el mirador, que es su morada, se observan las lanchas de los pescadores que reposan en la orilla. En 1978 fue declarada iglesia matriz.
Salinas también es parte de la ruta. Su parroquia Muey acoge a la iglesia de San Rafael Arcángel. Sus paredes albergan otro milagro. En 2007, nueve albañiles vieron que la imagen del santo lloró. Desde entonces, recibe a cientos de fieles que buscan su milagro.
La fe avanza hasta Ballenita, donde reposa la capilla de Nuestra Señora de las Nubes. El párroco Alfonso Loaiza prefiere llamarla la iglesia de las conchitas, como la conocen los pobladores.
Cubierta de conchas y caracoles que forman ballenas, aguarda a sus visitantes. Doña Concepción Santa Cruz llegó puntual el miércoles, para la misa de las 16:00. En la puerta hizo la señal de la cruz, frente a Cristo.