Redacción Deportes
La campaña del Rocafuerte FC en la Serie B del campeonato nacional ha sido decepcionante para sus directivos. Los números lo reflejan. En la primera etapa del torneo, el conjunto cementero ganó 4 partidos, empató 3 y perdió 11.
Estos resultados tienen al equipo cementero, que aspiraba a jugar en la Serie A en2010, al borde de descender a Segunda.
Hay varios factores que han impedido que Rocafuerte se destacara en el torneo local. Para Cirilo Montaño, técnico que logró el ascenso y fue ratificado para continuar este año, un problema fue la salida de tres jugadores fundamentales para lograr el ascenso
Juan Carlos ‘Hormiga’ Paredes, del Deportivo Cuenca; Armando Willa, del Técnico Universitario, y Jason Zambrano, de Emelec, dejaron el plantel en 2009. “No los hemos podido reemplazar. He traído jugadores nuevos y no han respondido”, sostuvo el estratega esmeraldeño subcampeón de la Serie A con el Olmedo en 2004.
En lo que va del campeonato, Rocafuerte ha ganado un solo punto en condición de visitante. Fue contra Aucas (su rival en la lucha por no caer a Segunda) en la cuarta fecha de la segunda etapa del torneo. “Los jugadores no tienen experiencia en Primera y eso ha mermado el rendimiento que mostraron el año pasado en el ascenso”, agregó Montaño.
La planificación de la directiva para el debut de Rocafuerte en la Serie A empezó con ratificación del cuerpo técnico y de toda la plantilla de futbolistas.
“Confiábamos en que iban a enfrentar este nuevo reto con la misma responsabilidad que lo hicieron en el ascenso”, aseguró Mario Costa, presidente del club.
El titular de los cementeros tiene claro que el técnico Montaño no seleccionó a los jugadores adecuados para su equipo. Quienes en el zonal de ascenso eran figuras por su despliegue en la cancha, en la B pasaron a ser “verdaderos enemigos del club y desleales con el técnico”, según Costa.
Por eso cerca de 10 jugadores fueron separados del club por bajo rendimiento luego de la primera etapa, entre ellos se encontraban el delantero Miguel Hurtado, hermano de Eduardo Hurtado, y George Quiñónez, quien fue el eje del medio campo del equipo en el zonal de ascenso.
Rocafuerte es una cantera de jugadores que se han destacado a escala internacional, como Felipe Caicedo (Sporting Lisboa de Portugal) y Walter Ayoví (Monterrey de México). Pero jugar en la B le ha significado al club suspender la transferencia de futbolistas. Al año, este club vendía hasta cinco jugadores, lo que representaba un ingreso de USD 400 000.
Ahora, para salvar la categoría, la dirigencia contrató a los experimentados Richard Borja (ex Emelec) y David Valencia (ex Manta). Se espera concretar también la vinculación del mediocampista Jairón Zamora, quien fue separado del Macará la semana pasada.
De escuela a club
El club fue fundado en 1993 y, en principio, fue concebido como una escuela de fútbol para los trabajadores de la antigua Cemento Nacional, hoy Holcim.
Al igual que El Nacional, la política interna del club impide tener en sus filas a extranjeros.
Los cementeros lograron el ascenso con un presupuesto de USD 500 000. Ese monto se duplicó para enfrentar la Serie B.