Antiguos hombres dijeron: Hagámonos famosos, construyamos una torre cuya cúspide llegue al cielo ‘Yavé, para frenar su ambición, vanidad y orgullo, confundió sus lenguas, y del único idioma que hablaban, unos salieron hablando sánscrito, otros chino, más allá árabe, por acá persa, hasta derivar en más de 200 lenguas que confundieron a todos los pueblos. Conservando esa vanidad primitiva, la Involución Ciudadana ha proyectado una revolucionaria Torre de Babel con ladrillos reciclados y argamasa de arena movediza.
Con la inflación de la burocracia por el nuevo Ministro productor de cerebros, la Torre en referencia está formada por 28 ministros y 9 ministros coordinadores o superministros. Como todos hablan distinto idioma, se arman trabazones del san flautas. Cada Secretario de Estado tiene varios subsecretarios, directores de departamentos, jefes de sección, consejos administrativos, secretarias, asesores, asistentes, oficinistas 1-2-3, conserjes, choferes, porteros, etc., etc. Con un edificio estilo cheerleaders, poniendo choferes y conserjes de base, más capas con cada sección de burócratas, en la penúltima irían los ministros y en la última los superministros, y luego, el Rafa llegaría al cielo a toparse con la Divinidad. El Marx criollo diría: Un honroso empate. El emblema de la torre sería: “ Si es fácil, enrédalo; si es enredado hazle intrincado, si es intrincado, hazlo incomprensible, si es incomprensible, entonces eres un economista…”