En el Parque Central de Atuntaqui y en el Parque Principal de Otavalo ya se instalaron los pesebres navideños. Se utilizan materiales alternativos como cartones, madera, paja y caña guadua. Foto: Washington Benalcázar / EL COMERCIO
Con diciembre retorna la tradición de la Iglesia Católica de construir pesebres navideños que representen el lugar en donde nació Jesucristo. Esta costumbre está muy arraigada entre las familias e instituciones afincadas en ciudades como Otavalo, Atuntaqui e Ibarra, de la provincia de Imbabura, situada en el norte de Ecuador.
Durante la primera semana del último mes del año se elaboran réplicas de pueblitos, que simbolizan a Belén, el sitio en donde se considera vino al mundo el Hijo de Dios.
A diferencia de años anteriores, esta vez no se podrá utilizar el musgo, la plata que crece, en forma de almohadillas, sobre el troncos de los árboles, en rocas y en muros situados en los borde de arroyos o fuentes de agua. Según los expertos, esta variedad que contribuye a formar el suelo donde más tarde se instalarán otros vegetales, está en peligro de extinción.
¿La razón? Ha sido sobreexplotado especialmente en días previos a la Navidad, para la elaboración de los denominados nacimientos.
Es por ello que el Ministerio del Ambiente (MAE), la Diócesis de Ibarra y la Policía del Ambiente, de Imbabura, unieron fuerzas para evitar el uso de esta planta. Cómo antecedente cabe indicar que 213 sacos de musgos fueron decomisados en el país entre el 2013 y 2014.
Según Geovanny Paz, vicario general de la Diócesis de Ibarra, la protección del medio ambiente es también una prioridad de la iglesia. La tesis se sustenta en el cuidado de la creación de Dios, a la que el papa Francisco se refiere como la casa de todos.
Es por ello que, como alternativa, se sugiere utilizar elementos reciclados, como: cartón, aserrín, papel, botellas, piedras… O a su vez plantas y figuras sintéticas.
Los municipios de Otavalo y Atuntaqui ya diseñaron los pesebres navideños. Para ello, utilizaron materiales como plástico, figuras sintéticas, cañas guadua…
Durante la presentación de la campaña No arranques la piel de los bosques, Marcelo Pantoja, responsable de vida silvestre del MAE de Imbabura, explicó que el musgo cumple varias funciones ecológicas, como retener el agua, sirve de albergue para insectos y aves y como abono orgánico.
Recordó que desde hace siete años se trabaja en campañas de concienciación, para sensibilizar a miembros de instituciones educativas y la comunidad. Paralelamente se realizan operativos de control en carreteras, plazas, mercados y almacenes para evitar la movilización y comercialización de esta planta.
Angelita Díaz, maestra de manualidades, asegura que con creatividad y productos alternativos se pueden construir hermosos nacimientos. Explica que en lugar de musgo se puede utilizar arenas y piedritas, aserrín y viruta de madera al natural o pintadas. También se puede adornar el pesebre con papel, recortes de tela, conchas de arroz, tamo de café, semillas de ajonjolí, alpiste o trigo…
Como parte de este trabajo para evitar la depredación del musgo se realizará también un concurso de pesebres, con elementos reciclados, en los planteles educativos de Imbabura.
Para Díaz cuando hay fe no importa la manera de recrear el lugar en donde nació Jesucristo.