En la estación del playón de La Marín, ubicada en el centro de Quito, miles de personas confluyen diariamente desde diferentes sectores de la capital y el valle de Los Chillos. En las horas pico, de 06:00 a 08:30, las unidades se movilizan saturadas de gente que no respeta las normas básicas de bioseguridad.
Lo mismo ocurre en otros lugares en donde se movilizan los buses de servicio urbano como Carapungo en el extremo norte, Guajaló al sur, el intercambiador de El Trébol, la cooperativa Jaime Roldós y Cotocollao. También las avenidas Napo, Mariscal Sucre, Galo Plaza Lasso y Maldonado, entre otros.
Eso ocurre pese a que -según las disposiciones del COE Metropolitano- el aforo permitido en los buses es del 75%.
Cada vehículo del transporte municipal podrá trasladar entre 120 y 195 pasajeros, dependiendo del tipo de flota. En troles y articulados 120 y en biarticulados hasta 195, entre sentadas y de pie.
Asimismo, la Empresa de Pasajeros del Municipio buscará que se cumplan las medidas de prevención como el correcto uso de mascarilla, mantener las ventanas abiertas y solicitar a los usuarios que viajen en silencio.
En el playón, los pasajeros caminan en los andenes y nadie respeta los distanciamientos, pese a que los casos de covid-19 se incrementan de forma acelerada. Ese punto conecta a las líneas que transporte que brindan servicio en el centro, sur y norte de la urbe, por lo que es considerado un sitio de alto riesgo de contagios.
El martes 5 de enero, las unidades llegaron repletas sin cumplir las medidas de bioseguridad. Los pasajeros iban aplastados, con las ventanas cerradas y se acumulaban en la puerta para salir rápido en las paradas. Todos utilizaban mascarillas, pero pocos tenían una botella de alcohol o gel para desinfectarse las manos.
Los usuarios coincidieron que el 75% de aforo se respeta únicamente cuando las unidades salen de las estaciones centrales como El Recreo, La Ofelia, El Labrador o La Marín, pero se van llenando conforme avanzan en las paradas.
Algunos recordaron que nunca se cumplieron las disposiciones aplicadas a reforzar las normas de bioseguridad. “Por momentos, viajar en estos sistemas de transporte es intimidante. Más allá de las medidas que implemente el Municipio, la gente no se cuida y es demasiado imprudente e irrespetuosa”, señaló el usuario Luis Castro, quien utiliza el servicio de la Ecovía para dirigirse a su trabajo en el norte de la capital.
El obrero Fabricio Suntaxi indicó que es preocupante ver a la gente aglomerada en los articulados y los buses de transporte urbano que brindan servicio en diferentes sectores de la urbe. “Es cosa de todos los días. La fila que se hace para tomar el corredor central norte es larguísima”.
A Ramiro Morán, quien siempre viaja a Quito desde el valle de Los Chillos, le preocupa contagiarse en los buses. Igual para Olimpia Asimbaya. “Es atroz porque con la pandemia que estamos las autoridades deben exigir a los transportistas que proporcionen gel para las manos”.
Los comerciantes que se ubican en las inmediaciones del playón de La Marín coincidieron que todos los días se presenta al mismo panorama en las horas pico: cientos de personas que se movilizan aplastadas en la Ecovía y corredores. Lo mismo ocurre entre quienes se trasladan desde el Valle de los Chillos hasta la capital.
La mayoría de gente está de acuerdo con que se solicite el carné de vacunación antes de utilizar los servicios de transporte, tal como el COE solicitó a la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) como parte de los protocolos de control.
Adrián Castro, director de la ANT, manifestó que se prevé que las unidades de transporte interprovincial soliciten el carné en el momento que el usuario compre el boleto. También se busca la manera de poner en práctica la exigencia en el transporte urbano.
Acotó que estas disposiciones serán entregadas a los 221 municipios del país. Las entidades encargadas de verificar el carné de vacunación en las unidades serán los Agentes de Tránsito, Policía Nacional, Comisión de Tránsito del Ecuador, según las jurisdicciones, y en las terminales terrestres, la ANT.
En el Municipio se indicó que, como parte de los protocolos establecidos para hacer uso responsable del transporte, se reforzaron acciones de prevención y control para que los usuarios cumplan con las normas de bioseguridad necesarias.
Para ello se cuenta con el apoyo de los cuerpos de Agentes de Control Metropolitano de Quito y Bomberos de Quito, así como el personal de la Agencia Metropolitana de Control (AMC).
El sistema de transporte
Diariamente, el sistema de transporte municipal moviliza a cerca de 360 000 pasajeros por toda la ciudad, con un solo pasaje, convirtiéndolo en la empresa de transporte más grande de Quito.
Al principio de la emergencia sanitaria, en cada una de las estaciones, paradas se proporcionaba gel y alcohol a los pasajeros. Lo mismo pasaba en los buses de servicio urbano de la capital. Los usuarios pidieron que esa práctica se retome nuevamente como parte del servicio que se brinda diariamente.
Jorge Yánez, representante del gremio de los transportistas en Quito, señala que en la capital hay 2 860 buses que funcionan en 156 rutas distribuidas en varias zonas. Cuentan con aproximadamente 3 000 choferes, quienes trabajan en horarios rotativos.